The Wanderer: El antiguo orden

The Wanderer: El antiguo orden

EL TÚNEL DEL INFIERNO

EL TÚNEL DEL INFIERNO:

En la novela que recomiendo en esta página se habla de un extraño tren nocturno que comienza su funcionamiento con un viaje de prueba. Mira por dónde he recibido en mi correo una aviso acerca de la rarísima ceremonia de inauguración del nuevo túnel que atraviesa los Alpes y une, es un decir, Suiza con Italia. En realidad son varios túneles que comunican Zurich con Milán y que reducen la duración de un viaje que ahora necesita cuatro horas a aproximadamente dos mediante el tren de alta velocidad.

No me atraen demasiado estas obras de superingeniería que últimamente están llenando los titulares de periódicos y ocupando los canales de televisión, léase el Canal de Panamá, la vía férrea, otra vez un tren, de alta velocidad que se está construyendo en el desierto para viajar de Medina a La Meca y por último esta última obra de la que nada sabía y que para su inauguración oficial ha programado una representación pseudoteatral en la que algunos quieren ver el definitivo despliegue, la puesta de largo oficial de la nueva religión que debe suceder al cristianismo definitivamente derrotado.

Y es que los tiempos y los paradigmas están cambiando, si no hace mucho la Iglesia Católica predicaba que el gran peligro de Satán estaba en que conseguía hacernos creer que no existía, ahora el gran dios cabra se ha superado a sí mismo, ha conseguido hacernos creer que el Cristo, el Dios que se hizo hombre por amor al ser humano, no era tal Dios, que los libros y documentos que hablan de Él son arteras falsificaciones de una Iglesia que después de hacerse con el poder absoluto elevó a un oscuro delincuente ajusticiado a la categoría de Dios y por el contrario él, el dios reconocido por el propio Cristo como amo de este mundo, sí que existe, se manifiesta y reclama lo que le corresponde.

Todo esto en presencia de los dirigentes europeos actuales y con bendición de un sacerdote que si hubiera tenido un mínimo de sentido común habría escapado a la carrera del prado, (larre que significa prado en euskera) y del sumo oficiante, (ake, euskera también que viene de akerra, el cabrón , el macho cabrío), lugar en que se ha manifestado  definitivamente el motivo, la causa de la deriva absoluta de todos los gobiernos occidentales, no mucho antes todavía  levemente influidos por los restos del humanismo cristiano y ahora ya definitivamente entregados a la causa del mal, Mal, con mayúsculas.

Y es que la ceremonia lo tiene todo, ordinaria y repugnante danza macabra a cargo de zombies  junto con una melodía insoportable y deprimente hasta un akelarre grotesco con aparición  del gran ojo que todo lo ve, el ojo de Mordor, el sometimiento de la Iglesia Católica al poder infernal y la amenaza subliminal de un futuro sombrío.

Futuro que suena a tambores de guerra de los que  nuestras criaturas televisivas y comunicadores oficiales contratados por el nuevo orden apenas dan noticia. Hay que leer otros periódicos digitales para enterarse de algo, desagradable y cortante del buen rollo que tanto practicamos y bastante inquietante.

Por ejemplo el gran misterio de la insistencia en provocar una guerra con Rusia por parte de Estados Unidos puede leerse AQUÍ.

Y es que, por raro que parezca, los únicos dirigentes que reclaman algo de cordura, algo de respeto a lo que no hace mucho era sagrado, son los países, con Rusia a la cabeza que consiguieron liberarse de la tiranía satánica y que la conocen muy bien. Como suele decirse, “¡qué Dios nos coja confesados!". De momento mejor evitar ese tremendo túnel y vadear cuanto haga falta las montañas de los Alpes.