El mundo se desliza inconsciente hacia el desastre, cabría decir que le llevan entre unos y otros al caos absoluto. Los medios de comunicación occidentales ejercen con gran dedicación el papel otorgado de sedantes, calmantes para antes de irse a la cama, aspersores de buen rollito y felices fiestas de fin de semana. Risas del club de la comedia y gran hermano, aventuras de Belén y Mila y otras habitantes del tomate diario, entrevistas de Bertín a aspirantes y presidentes campechanos, tipos como usted y como yo, entregados relatos de aduladores del estilo de doña Letizia y arengas de Soraya,, Sánchez, Iglesias, pero algo pasa, algo traman. La llamada crisis del capitalismo, es en realidad, crisis del capitalismo contable y financiero de la economía de recuento de humo puesta en marcha desde hace un par de décadas por esos chicos tan inteligentes de Harvard. El resultado, un masivo trasvase, previo expolio a occidente, de recursos y patrimonio a otras naciones, préstamo también de los propietarios, estos chicos tan inteligentes, golfos apandadores, mientras les sea rentable. El expolio es tan evidente que sólo podrá taparse con un montón de cadáveres. Por eso buscan, desean, quieren, la guerra.
ISIS, EI, DAESH, AL QAIDA, sopa de letras
indescifrable, grupos armados de imposible entendimiento colisionan en Siria
ante el estupor del ciudadano medio de esta Europa cada vez más caótica, menos
inteligible, más asediada por sus propios políticos a los que los electores
votan con la libertad que les permite el implacable asalto de diarios, radios,
televisiones a cuyos mandos los modernos predicadores, comunicadores se llaman
ahora, sentados en mesas circulares rodeadas de tertulianos oficialmente
contratados, pontifican acerca de lo divino y de lo humano en una cacofonía de
voces estridentes y musiquillas
pegadizas y salvajes para dar paso cada dos minutos a un infinito número de anuncios publicitarios que
acaban sumergiendo a los oyentes, televidentes o lectores en el murmullo
hipnótico que les predispone a hacer algo que en su sano juicio no harían, pero
que sí responde a lo que misteriosos, por ocultos, creadores de opinión, controladores
mentales de masas humanas moldeables como harina mezclada con agua, desean y
siempre consiguen.