CONSPIRANOIA

CONSPIRANOIA

Vuelvo la vista atrás, al comienzo del siglo XXI. Once de septiembre de 2001. Año de nuestro Señor 2001.

11/09/2001. Algunos reputados arquitectos cuestionan que las torres colapsaran de la forma en que lo hicieron. Según ellos, el perfecto, vertical y absoluto derrumbe parecía propio de una voladura controlada. Algunos pilotos también ponen en duda que los presuntos autores materiales del impacto de los aviones contra las torres, pudieran haber conseguido el dominio necesario de una aeronave de pasajeros tras unas clases de academia, prácticas en simuladores y algún paseo en avioneta.

Pero lo más extraño es el colapso de la torre 7, tercera construcción derruida que no recibió impacto directo alguno. A pesar de todo, colapsó de la misma manera que las hermanas mayores. Y en esta sí que no puede haber dudas, tuvo que tratarse de una voladura profesional y controlada.

Hay que hacer un gran esfuerzo de voluntad para creer que los incendios en el interior de esta torre pudieran causar la perfectísima caída en vertical que es exactamente igual a lo que ocurre en el caso de edificios destruidos a cargo de profesionales cualificados en la colocación de explosivos. Las casualidades no existen. Si respecto a las torres gemelas pueden albergarse algunas incertidumbres, la torre 7 fue destruida intencionadamente.

¿A quién beneficia el crimen? Esta es la primera pregunta que se hacen los investigadores cuando se enfrentan al delito.

Hay algunas hipótesis al respecto. Se habla de la concesión de uso de estas torres a una firma que se enfrentaba a la necesidad de eliminar el amianto de las construcciones a un costo estimado de 15.000 millones de dólares, lo cual convertía la inversión en estúpida.

Esta firma, además, aseguró ambos edificios unos meses antes del atentado para conseguir una indemnización extraordinariamente favorable en caso de destrucción del inmueble.
También se cuenta que se destruyeron archivos que guardaban vencimientos en bonos por cientos o miles de millones de dólares.

También es evidente que estos atentados justificaron la intervención de USA en Afganistán e Irak. En NY murieron más de dos mil personas en los atentados. En la guerra emprendida a continuación quizá los muertos hayan alcanzado la cifra de decenas de miles y entre ellos unos cinco mil soldados americanos.

¿A quién benefició semejante despliegue militar?

Y por último el modo. El atentado, perfecto en ejecución, contradice el conocido como factor “Ahmed”. Los terroristas árabes suelen cometer errores. Al menos y hasta el 11S, los solían cometer en atentados que requerían cierta sofisticación. Los atentados del 11 S y posteriormente los del 11 M en Madrid, por el contrario, parecen obra de grupos, sean estos cuáles sean, con altísima preparación y cualificación. Y sobre todo, parecen obra de algún eminente especialista en psicología de masas,  de alguien que sabe cómo conseguir lo que se propone. La vuelta a las andadas militares de los USA por el ancho mundo. Aventuras de las que parecían haberse vacunado definitivamente después de Vietnam, en el caso americano, y la vuelta del PSOE al gobierno de España posteriormente al 11 M.