GARBIÑE.
El problema de Purificación Muguruza Blanco es que a veces gana y otras
muchas, pierde. No es regular. Gana a las rivales mejor clasificadas en el
ranking y a continuación sin solución de continuidad, pierde con jugadoras de
mínimo nivel.
También es un problema su exacta
nacionalidad. Cuando gana, por supuesto es española en España, vasca en el País
Vasco hipernacionalista, y supongo que venezolana en Venezuela.
Quizá en lo deportivo sea el
equivalente psicológico de bipolar. Y eso lleva a esta esquizofrenia nacional y
nacionalista que solo reconoce a los y a las… ganadoras.
Cuando pierde, todo son lamentos.
Tiene mal carácter, se enfrenta al entrenador, no se entrega al tenis como hace
Nadal, etc. La tendencia en esos momentos es a considerarla venezolana. Al revés
ocurre ahora que ha vencido a Venus. En el País Vasco recuerdan su origen paterno, semejante nombre y apellido no ofrece duda. En el resto de España se la
considera española por opción personal, incluso el emérito ha asistido al
partido de tenis, y nadie se acuerda de su madre, madre natural y madre patria,
que hasta recientemente solo había una, al menos por lo que se refiere a la
madre biológica.
Ahora ya no. Todo es más
discutible. Hay madre biológica, pero puede haber madre gestante, o madre de
alquiler, también abuela que hace un favor a la hija estéril prestando el útero
para desarrollar un hijo-nieto, hija-nieta. Todo es más confuso. Pero esto es
una digresión. Vuelvo al asunto central que es la consideración nacional que
corresponde a Garbiñe.
Y así, a simple vista, por su
estructura y apariencia física, más bien parece una extraordinaria y guapísima
venezolana que juega divinamente, cuando le parece, al tenis, y que por motivos
de interés deportivo ha adoptado, optado por la nacionalidad española. Tiene la
doble nacionalidad, o sea que sigue siendo venezolana. Lo que es seguro, es que
a pesar del nombre, vasquísimo, del primer apellido, lo mismo; la configuración
física nos dice otra cosa.
De todas formas, dado que
compartimos, todavía, idioma y cultura con esa magnífica nación que se llama
Venezuela, podemos, todos, incluso las otras naciones de Sudamérica de cultura hispana y también Méjico, alegrarnos de que una de nuestras chicas haya
vapuleado a la representante, (amo a las Williams y ellas no tienen la culpa)
de la cultura anglosajona en el Maracaná tenístico de esos inquietantes ingleses.
Los ingleses o británicos se alegrarían sin entrar en mayores consideraciones de que una australiana o neozelandesa hubiera ganado a cualquier rival que no fuera británica. Los españoles, por el contrario nos entretenemos en consideraciones de origen y nacionalidad despreciando los restos de lo que fue, pese a lo que se diga, un imperio parecido al inglés.
Los ingleses o británicos se alegrarían sin entrar en mayores consideraciones de que una australiana o neozelandesa hubiera ganado a cualquier rival que no fuera británica. Los españoles, por el contrario nos entretenemos en consideraciones de origen y nacionalidad despreciando los restos de lo que fue, pese a lo que se diga, un imperio parecido al inglés.
Ánimo Garbiñe y felicitaciones a
los venezolanos.