UCRANIA:
Nunca habíamos visto nada igual. El presidente y el vicepresidente de los Estados Unidos discutiendo asuntos de importancia internacional con el presidente de Ucrania. Exigiéndole que ponga fin a la guerra. Recordándole el millón de muertos ucranianos, el sufrimiento de su país y la responsabilidad frente a toda la humanidad en el caso de insistir en una guerra perdida hasta llevarla a la tercera guerra mundial.
La pregunta es: ¿cómo hemos llegado a esta situación?
Se dice que el origen está en la “revolución de colores” del año 2014 que expulsó al presidente prorruso y cambió el régimen de Kiev para sustituirlo por un sistema acorde con las pretensiones de occidente. De inmediato Rusia invadió Crimea y se organizó una conferencia de paz en Minsk.
Merkel reconoció públicamente que los acuerdos de Minsk solo buscaban un margen de tiempo para rearmar al ejército ucraniano y ponerlo en situación de enfrentar con éxito al ejército ruso.
¿Qué buscaba occidente con esta creciente amenaza al imperio ruso?
Posiblemente está detrás la larga mano del imperialismo anglosionista. El imperio del mar frente al mayor de los imperios territoriales, al menos en extensión. El anglosionismo es fundamentalmente un sistema ideológico basado en el Antiguo Testamento de la Biblia. En definitiva el AT supone un pacto entre el pueblo elegido y el Dios hebreo. El pacto, después de Cristo, y en virtud de la ruptura protestante con la Iglesia de Roma se extiende a toda la parte del occidente que rompe definitivamente con el catolicismo y en síntesis permite e incluso obliga a la lectura e interpretación personal de todo el contenido bíblico incluido el NT. En algunas películas o series de televisión podemos ver esos predicadores que se trasladan en el llamado cinturón bíblico USA de un lugar a otro con carpa desmontable y que consiguen mediante llamativos discursos de sugestión el trance de los feligreses que de alguna forma intenta emular el que los apóstoles tuvieron cuando el Espíritu Santo descendió sobre ellos, les impulsó a dominar el terror por la persecución de que eran objeto y salieron a predicar inundados de una fuerza que los predicadores USA transforman en auténticas manifestaciones de trance, para unos histéricas y para otros realmente religiosas.
Está pues lo religioso detrás de los últimos acontecimientos. Y en este contexto, ¿qué significa Trump?
Algunos creen que es el Mesías de occidente, pero la verdad es más sencilla. Echemos la vista atrás. Obama llega a la Casa Blanca en el año 2009 y permanece en ella hasta 2018 en que le sucede el primer mandato de Trump. Después del descalabro financiero de 2007 la política mundial comienza a descontrolarse hasta el momento caótico actual.
La presidencia de Obama tiene un profundo significado para los EE UU. Es el primer presidente negro, afroamericano es el término políticamente correcto para eludir lo obvio. Es hijo de un keniata y una mujer blanca de los Estados Unidos. Nació en Hawái. Pero lo importante, al margen de su educación en prestigiosas universidades y su extraordinaria capacidad de comunicación, es su condición racial.
Estados Unidos es una nación cuyo núcleo central es la población anglosajona, germánica y en gran medida italiana que comparten todos y sobre todo el conjunto anglosajón y germánico un profundo desprecio a otras razas. En su origen los Estados Unidos son profundamente racistas. Persiguen y asesinan a los indios que aún subsisten en Estados de origen español y terminan por encerrarlos en campos de concentración a los que denominan reservas. Es importante tener en cuenta que la actual dimensión territorial de USA se alcanza mediante el expolio de territorios primitivamente pertenecientes a México que con la supuesta independencia de España inician un rosario de guerras civiles y de deterioro de la calidad de vida de sus habitantes que culmina con la pérdida de la mitad de su territorio físico a favor de los anglos del norte.
El racismo USA es de sobra conocido y las revueltas de los derechos civiles llevan a los Estados del Sur, demócratas militantes, a una rebelión contra la presidencia de Kennedy que requiere la intervención de la Guardia Nacional para garantizar la seguridad de los alumnos negros que comienzan a entrar en las escuelas antes estrictamente reservadas para los blancos protestantes. En adelante la política federal de integración racial se impondrá progresivamente a los Estados reticentes.
Las comunidades de color van adquiriendo cada vez mayor importancia. Los llamados hermanos musulmanes cuentan en un momento dado con el concurso del boxeador Casius Clay que acaba por convertirse al Islam y cambia su nombre por el de Muhamad Alí. Consideraba el nombre Casius de origen romano como un nombre de esclavo y en gran medida no le faltaba razón.
A la influencia cada vez mayor de los grupos organizados negros que van ingresando en los dos partidos norteamericanos pero sobre todo en el demócrata se une la creciente política de respeto e integración racial promovida por sectores académicos e intelectuales amén de la contribución que la producción cinematográfica hace a la promoción de actores y actrices de color que anteriormente solo tenían papeles de relleno. A este respecto pueden verse en Netflix y similares plataformas series y películas de la década de los 70 y 80 en las que la aparición de negros es fundamentalmente anecdótica. Obama finalmente consigue alzarse con la presidencia de una nación permanentemente convulsa por las intervenciones y derrotas militares posteriores a la guerra mundial. Corea queda dividida y la intervención china pone de manifiesto la imposibilidad de victoria sin recurrir al armamento nuclear. Vietnam es el episodio más sangrante del impulso intervencionista USA que causa millones de muertos vietnamitas y cincuenta mil víctimas USA además de incontables mutilados y dañados psíquicos para finalmente acabar por retirarse de un conflicto que dejó a los aliados vietnamitas de los USA a los pies de los caballos. La breve etapa pacifista de Carter supuso la caída de Irán en manos del islamismo radical y la invasión de Afganistán por parte de la Unión Soviética de Brézhnev. De inmediato el partido republicano se propuso recuperar el pulso militar y llevó a la presidencia a Ronald Reagan. Puso de rodillas a la Unión Soviética de Gorbachov que previamente había tenido que abandonar Afganistán derrotada por las armas tecnológicamente más avanzadas que occidente puso en manos de guerrilleros islámicos radicales.
El triunfo USA parecía entonces indiscutible. El mundo, antes tripolar, dominado por USA, la URSS y China parecía ahora un imperio mundial sometido al poder norteamericano. Occidente avanzó en Europa engullendo a naciones que habían estado sometidos a la URSS. En los 90 se desencadenó una guerra salvaje en Serbia y la OTAN hizo de aviación militar al servicio de cualquiera que atacase al ortodoxo cristiano Estado Serbio. La guerra causó centenares de miles de muertos y la división y humillación de Serbia. En los años 2000, llega a la presidencia George Busch hijo del anterior presidente que desalojó a Irak de Kwait.
Sobre estos movimientos militares de Irak habría que analizarlos con más profundidad, pero dado lo prolijo de este artículo lo dejaremos para otro momento.
Busch II llega a la presidencia con un protocolo que parece destinado a la desvinculación de los conflictos en los que USA se ve inmerso sin que se sepa exactamente si en el fondo son beneficiosos para los intereses generales de la nación. Busch II parece encaminarse hacia el aislacionismo. Sin embargo los atentados del 11 S desencadenan una nueva tormenta de guerra y destrucción a cargo del superejército aparentemente invencible de los Rambo y similares cuyos mensajes cinematográficos (no nos dejaron ganar la guerra de Vietnam) acabaron por calar en las mentes USA que asistieron impávidas a una nueva recepción de ataúdes envueltos en la bandera de las barras y las estrellas. El ejército era invencible y debía aceptarse la muerte y la desgracia de algún que otro soldado enviado al frente.
De Busch II a Obama. Los desquiciados Estados Unidos eligen al primer negro para la presidencia. Durante ocho años los primigeniamente racistas anglosajones se ven obligados a soportar la presencia de Obama y su dialéctica ampulosa y poco comprensible. Los negros dominan Estados Unidos. Los conflictos siguen, pero el prudente presidente consigue eludir presiones para una intervención militar más decidida. El grupo étnico negro está ahora al frente de USA y mantiene el poder durante ocho años. No se trata ya del partido demócrata tradicional profundamente racista y hegemónico en los estados del sur sino de un partido transformado desde la presidencia de Kennedy hasta el advenimiento de Clinton y finalmente Obama. En el profundo Estados Unidos la segregación racial está presente. Primero los anglos más abajo los italianos y negros, depués los mexicanos e hispanos en general y finalmente los indígenas o pueblos originarios de los Estados Unidos.
A pesar de la presión propagandística y de los experimentos feministorides y Woke el núcleo de anglos recalcitrantes sigue siendo poderoso. Las guerras interminables, la economía norteamericana antes industrial entregada a países del tercer mundo por las nuevas ideas de economistas filósofos entregados únicamente a la propaganda de la finalidad última del enriquecimiento personal a costa del desempleo de una gran cantidad de población blanca anglosajona a la que acaban denominando basura blanca. Una economía USA convertida en meramente consumista y dependiente de productos antes autóctonos y ahora importados de China y otros países del tercer mundo que inician el despegue industrial gracias a las políticas meramente especulativas que se adueñan de los responsables económicos norteamericanos.
La decadencia USA evidenciada por el desempleo masivo, la drogadicción galopante, la destrucción del sistema de referencias morales, familia, fe religiosa. El feminismo radical, el aborto masivo, la miseria evidente en Estados antes privilegiados como California, el dominio de los negros promovidos a alcaldías y con cada vez más puestos de responsabilidad a su cargo. Los incidentes de los años 90 en California en los cuales un número indeterminado de blancos fueron linchados sin que se buscaran responsables. La final concienciación de la propia población negra, la mayoría de ella, que acaba por caer en la cuenta de que las políticas raciales solo benefician a una élite minoritaria de entre los suyos y por el contrario les perjudican a la gran mayoría de ellos.
Todo ello unido a la evidente invasión de inmigrantes ilegales que se manifiestan como una amenaza no solo para los anglosajones sino también para anteriores inmigrantes finalmente legalizados e integrados en el sistema acaban por entronizar a Donald Trump en detrimento de la elegida para continuar con la profundización del progresismo USA, Hillary Clinton. Si el elemento negro dentro del partido demócrata había conseguido finalmente desbancar a Hillary a favor de Obama como candidata, una vez transcurridos los mandatos del poder negro tocaba ahora pasar la antorcha al grupo de poder feminista férreamente instalado en el partido demócrata que finalmente había tenido que ceder ante el machismo resiliente dentro del partido contra el que nada se había podido hacer, porque después de todo el elegido, aunque varón, era negro.
Trump derrota a Hillary y comienza una nueva política. Trump no quiere más guerras, sus expertos advierten que USA las pierde todas tarde o temprano y eso anima a sus enemigos a continuar con la rebelión ante el imperio mundial que no puede ser instaurado. La ventaja tecnológica militar que deslumbró en la guerra de Afganistán e Irak parece ahora disolverse entre las infinitas comunicaciones y trasvases de información a través de la red digital. Todo está al alcance de todos. Trump significa un retorno al origen. ¿Qué hizo grande a los Estados Unidos? Por encima de todo la industrialización, la derrota de los Estados del Sur proclives a convertirse en meros suministradores de materias primas para Inglaterra, error en el que cayeron o fueron inducidos a caer las naciones hispanas surgidas de le desintegración (debida a traidores propiamente españoles) del anterior imperio, imperio integrador nunca depredador, español.
Los Estados Unidos resultantes de la guerra civil se convierten en poderosamente industriales. La industria proporciona trabajo a millones de hombres y la aparición del fordismo como sistema de producción acaba por enriquecer a una gran mayoría de ciudadanos USA. Henry Ford es el inventor de la cadena de montaje. Produce coches en cantidad nunca vista. Decide elevar los salarios de sus trabajadores en porcentajes increíbles porque necesita que alguien compre los coches producidos en cadena interminable. Otros fabricantes le imitan y los Estados Unidos a bordo del transatlántico de las imponentes fábricas de coches, de utensilios eléctricos, de barcos, ferrocarriles, aviones, de cualquier aparato mecánico que necesiten o se les ocurra avanzan imparables. Además cuenta con los Estados centrales productores de cereal, ganado vacuno y aparece el petróleo texano. USA lo tiene todo y se convierte en el primer país del mundo por economía y producción industrial.
Trump y sus votantes miran hacia atrás. Hagamos América grande de nuevo. Por eso los aranceles. Quiere recuperar la industria quiere librarse del corsé racial. No se trata de un nuevo sistema racista que someta a la población negra a discriminación, sino de integrar a esa población en el nuevo arranque de los USA. El enemigo es China porque pone a precios de risa productos industriales en manos de los ávidos consumidores USA. Quiere regenerar la industria. Mira a Rusia que gracias a su inmenso territorio imperial tiene recursos primarios más que suficientes. Materias primas inagotables, una industria que ha sabido recuperar desde la caída de la URSS, una tecnología militar equiparable e incluso superior a la de los Estados Unidos, al menos en cohetería. El elemento de control y dominio fundamental de USA a través de los océanos, los grupos de combate con el portaaviones como principal elemento de ataque y destrucción quedan ahora bastante desprotegidos ante misiles lanzados desde tierra que pueden fácilmente hundir la otrora joya de la marina USA. Si se produjera una pérdida parecida el podería USA quedaría seriamente dañado. Un misil de unos cientos o millones de dólares podría acabar con un mastodonte oceánico de miles de millones de dólares. Trump y su gobierno lo saben. Quieren recuperar el poder tecnológico que necesita una industria propia. Quieren expandir su dominio territorial hacia Groenlandia porque han visto la ventaja intrínseca de contar con un territorio inmenso como el de la Rusia de Putin. A más territorio más minas de mineral, más petróleo bajo tierra, más gas natural, más posibilidades de expansión poblacional. Más poderío militar. Trump quiere Groenlandia.