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martes, 18 de julio de 2017

GARBIÑE


Viajeros del tren nocturnoLluvia mortal 












GARBIÑE.

El problema de Purificación  Muguruza Blanco es que a veces gana y otras muchas, pierde. No es regular. Gana a las rivales mejor clasificadas en el ranking y a continuación sin solución de continuidad, pierde con jugadoras de mínimo nivel.

También es un problema su exacta nacionalidad. Cuando gana, por supuesto es española en España, vasca en el País Vasco hipernacionalista, y supongo que venezolana en Venezuela.

Quizá en lo deportivo sea el equivalente psicológico de bipolar. Y eso lleva a esta esquizofrenia nacional y nacionalista que solo reconoce a los y a las… ganadoras.

Cuando pierde, todo son lamentos. Tiene mal carácter, se enfrenta al entrenador, no se entrega al tenis como hace Nadal, etc. La tendencia en esos momentos es a considerarla venezolana. Al revés ocurre ahora que ha vencido a Venus. En el País Vasco recuerdan su origen paterno, semejante nombre y apellido no ofrece duda. En el resto de España se la considera española por opción personal, incluso el emérito ha asistido al partido de tenis, y nadie se acuerda de su madre, madre natural y madre patria, que hasta recientemente solo había una, al menos por lo que se refiere a la madre biológica.

Ahora ya no. Todo es más discutible. Hay madre biológica, pero puede haber madre gestante, o madre de alquiler, también abuela que hace un favor a la hija estéril prestando el útero para desarrollar un hijo-nieto, hija-nieta. Todo es más confuso. Pero esto es una digresión. Vuelvo al asunto central que es la consideración nacional que corresponde a Garbiñe.

Y así, a simple vista, por su estructura y apariencia física, más bien parece una extraordinaria y guapísima venezolana que juega divinamente, cuando le parece, al tenis, y que por motivos de interés deportivo ha adoptado, optado por la nacionalidad española. Tiene la doble nacionalidad, o sea que sigue siendo venezolana. Lo que es seguro, es que a pesar del nombre, vasquísimo, del primer apellido, lo mismo; la configuración física nos dice otra cosa.

De todas formas, dado que compartimos, todavía, idioma y cultura con esa magnífica nación que se llama Venezuela, podemos, todos, incluso las otras naciones de Sudamérica de cultura hispana y también Méjico, alegrarnos de que una de nuestras chicas haya vapuleado a la representante, (amo a las Williams y ellas no tienen la culpa) de la cultura anglosajona en el Maracaná tenístico de esos inquietantes ingleses.

Los ingleses o británicos se alegrarían sin entrar en mayores consideraciones de que una australiana o neozelandesa hubiera ganado a cualquier rival que no fuera británica. Los españoles, por el contrario nos entretenemos en consideraciones de origen y nacionalidad despreciando los restos de lo que fue, pese a lo que se diga, un imperio parecido al inglés. 

Ánimo Garbiñe y felicitaciones a los venezolanos.



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