Translate

jueves, 29 de noviembre de 2018

EL MUNDO CONTRA DONALD TRUMP

Lluvia mortal
Viajeros del tren nocturno







LA OBSESIÓN DE LA INTELECTUALIDAD OCCIDENTAL CON TRUMP

A estas alturas está más que claro que Trump es el presidente de lo que se conoce en USA como “basura blanca”. Esa parte de la población americana fervorosa cristiana protestante que hizo grande el país trabajando disciplinada y ordenadamente en el sector agrícola y en la industria manufacturera, a la que la crisis industrial creada y favorecida por la clase dirigente que optó por el neoliberalismo mundial en cuanto tuvo ocasión, dejó literalmente tirada. Los intelectuales más o menos progresistas que controlan la opinión pública del país americano abominan de este tipo de gente a la que asimilan con el KKK, el nazismo, el conservadurismo a ultranza y constituye el peor de los obstáculos para el mundo multipolar, el mestizaje obligatorio y el gobierno mundial ONU a cargo de las potencias musulmanas y africanas en general, que tienen pensado para el próximo futuro.

Y entonces conviene atacar a Trump con el objetivo de destruir de paso a cualquier otro que se le ocurra transitar por semejantes andurriales ideológicos. “América primero” (entiéndase aquí USA) no conviene. La reindustrialización del país tampoco. Los intelectuales de izquierda en alianza con el neoliberalismo mundialista necesitan mano de obra con salarios asiáticos para seguir engordando su cartera accionarial y de paso seguir perteneciendo a esa privilegiada clase intelectual que califica cualquier foco de resistencia a sus designios dogmáticos como “populista”. Es decir que satisface al pueblo, pueblo al que pertenecemos usted y yo y también la “basura blanca” norteamericana que ha sido enviada al paro, a la miseria, a la droga y a la segunda división de los actores que ahora aparecen en las series y películas USA mamando la enorme polla del negro pistolero o como segundones entregados a la veneración de estrellas femeninas, afroamericanas o hispanas que son las que mandan.

El tipo de argumentación que la intelectualidad oficial (los que saben, no como usted y yo) suele utilizar para denostar al presidente norteamericano puede resumirse en este artículo aparecido en “El Mundo”
AQUÍ



Primero, según el articulista la democracia suele ser autodestructora, Musolini, Hitler, etc. llegaron al poder ganando elecciones lo cual es mala señal, y la derivación anti intelectual del sistema (es decir, si el pueblo vota en contra de las indicaciones de los intelectuales consagrados) da lugar al populismo.

Ejemplos: Putin, Maduro, Bolsonaro, o el mismo Trump. Claro que colocar a Maduro a la altura de Putin o Trump es, probablemente manipulación. Estados Unidos y Rusia crecen económicamente y no parece que les vaya tan mal, al menos no pueblan los telediarios con hambrunas, cargas policiales y para-policiales como Venezuela, pero esta es la trampa intelectual de siempre, igualar lo que les conviene y reducir el análisis al absurdo para disimular su adscripción ideológica.

Segundo: según Wordward, el periodista que desveló el Watergate. El escándalo Watergate visto en perspectiva fue una broma comparado con lo que ocurrió luego con Clinton, con la diferencia de que Nixon era republicano, sacó a USA de la guerra del Vietnam en la que le metió el mítico Kennedy y llevó al paroxismo exterminador el demócrata Johnson. Pero ya se sabe que el heroico periodismo USA solo ataca al partido republicano. Bueno, según este individuo, Trump es un “parvenu”, se supone que es un indocumentado arribista que desconoce las estructuras y el ambiente que debe presidir Washington D.C.

Importante esto; por lo visto hay unas estructuras y un ambiente, sea lo que sea todo eso, que debe respetarse. Dice el periodista que según coadjutores del presidente, o sea, gente cercana y de confianza es “un idiota desenfrenado” y “mentiroso desgraciado” además de tener el “nivel intelectual de un niño”. Nótese aquí la descalificación del hombre por parte de un periodista del “stablishmen” aceptado que insulta al presidente electo de su país amparándose en supuestas confidencias de gente cercana al mismo para esconderse ante cualquier demanda judicial en el derecho a la confidencialidad de las sagradas fuentes periodísticas. En su momento se dijo lo mismo de Reagan lo que no le impidió ganar la guerra fría a la extinta URSS. Pero el marxismo internacional nunca descansa y tiene como valedores a periodistas reputados que, insisto, siempre atacan al partido republicano.

También cuenta este periodista, todo ello en un libro del que vendió miles de ejemplares, que hay gente en la Casa Blanca que directamente sustrae, roba, borradores de la mesa del presidente para evitar que los firme. Y aquí interviene de “motu propio” el articulista español y dice: (Tratándose de Trump me parece bien que sea así. Todo lo que se le impida hacer conduce al bien del país y del mundo).

¿Acaso ha leído esos borradores? ¿Conoce su contenido? No, por supuesto, el argumento que justifica el robo es el mismo presidente. Una argumentación “ad hominem” creo que se llama. Descalificar cualquier idea contraria manifestada por un interlocutor (incluso no manifestada como en este caso) no confrontando la idea en sí, sino despreciando, insultando, menospreciando a quién la sostiene.

“La verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero”; pero no para el intelectual del siglo XX y XXI. Nadie sabe qué contenían semejantes borradores, pero por principio está bien que se sabotee a un presidente electo si es de derechas y mucho más si se llama Trump. Presidente electo, repito, que ha llegado a serlo luchando contra su propio partido, contra la oficialmente “reconocida y aceptada” como listísima, inteligentísima señora Clinton que anteriormente se vio privada de la presidencia porque su “peculiaridad”, hecho diferencial femenino que le daba derecho al cargo (ya toca) fracasó frente a la otra “peculiaridad” del que finalmente resultó elegido; afroamericano, además con nombre de resonancias musulmanas que la intelectualidad oficial designó como más conveniente.

 “Bueno, una vez que hemos llevado a la presidencia el multiculturalismo por obra y gracia de la propaganda, la próxima te toca, Hillary”, le dijeron a la señora Clinton, pero tuvo la desgracia de toparse, como todos, con Trump.

Ya se sabe que Trump es tonto, idiota y cualquier calificativo que se le pueda ocurrir al actor de Holliywod de turno que trabaja al servicio de las élites (todos sabemos cuáles son estas élites USA) a pesar de lo cual resulta ser un hombre de fortuna reconocida (¿qué necesidad tenía Trump de meterse en estos berenjenales a su edad?) y gana a toda la inteligencia occidental que se desgañita inútilmente contra él a través de prensa, radio, televisión y ecos emitidos desde la Europa entregada al islamismo.

A continuación el articulista manifiesta cierta preocupación. Después de todo, que unos individuos anónimos de los cuáles nadie tiene conocimiento, se dediquen a intervenir clandestinamente en la presidencia de los Estados Unidos provoca en el firmante cierta perturbación por lo que tiene de ataque al sistema democrático que, no olvidemos, colocó al frente del país a personajes mucho más aceptables para la inteligencia oficialmente aceptada y reconocida tales como Kennedy en su momento, o el mismo Carter junto con su señora que venía incluida en el pack, no digamos el inefable matrimonio Clinton que dedicó grandes esfuerzos a bombardear Serbia y a defender la independencia de países aliados,  durante la segunda gran guerra, de la Alemania nazi, etc. para culminar con el señor Obama y sus exquisitos modales que casi le llevan a intervenir en Siria con todas las bendiciones de la nomenclatura norteamericana y europea. No obstante, parte de la ciudadanía vio la trampa y consiguió parar los planes belicistas de Obama y del ahora difunto Mccain. Planes que no tenían otro objetivo que defender los intereses de Israel.

Pero el malo es Trump. El tonto es Trump que ha conseguido hacer frente con éxito y sin recurrir a la fuerza a las amenazas nucleares de Corea del Norte. También intenta, dentro de lo posible no entrar en el juego de enfrentarse directamente a Rusia que tanto interesa a Alemania y otros países del centro de Europa.

Trump es el último baluarte, el último intento de Estados Unidos para ser un país independiente, capaz de defender a sus propios ciudadanos frente a los siniestros planes de la inteligencia marxista occidental y el neoliberalismo mundialista que ha acabado por entregar toda la capacidad productiva y gran parte de la tecnológica y científica de Estados Unidos a la China comunista.

Trump defiende a la “basura blanca” cuya exacta condición nos muestra Tom Wolfe en su novela “Yo soy Charlotte Simmons” cuando describe al padre y a la familia de la protagonista relegados al paro y a la casi indigencia en las remotas “montañas azules”.

Por supuesto, en España no debemos esperar demasiado de este ultraestadounidense presidente, pero la mayor parte de la población que busca desesperadamente el “hecho diferencial” que les defienda de la condición de españoles de segunda que por simple analogía constituye la mayoritaria “basura blanca” española, debería pensar seriamente en lo que está ocurriendo delante de nuestras narices con el sistemático ataque del gobierno, el actual y el anterior, a lo español y el permiso tácito y subvencionado a la invasión africana de España que a no mucho tardar nos convertirá en una sociedad de castas y razas en conflicto, tal como ocurre en USA. El modelo se ha exportado ya. Veremos en qué acaba Trump y de rebote España.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

11 M: REALISMO FANTÁSTICO ó MÁGICO.

  El gobierno del PSOE ha rescatado la memoria del 11M. Con su habitual manipulación a cargo de informadores sectarios que han tapado el...