PELIGROSA GUERRA EN SIRIA

LA PELIGROSA GUERRA EN SIRIA  sigue su curso sin que nos enteremos demasiado de la situación en que en este momento se encuentran los contendientes, entretenidas como están nuestras cadenas televisivas en acontecimientos mucho más importantes, tales como la destitución de Rafa Benítez como entrenador del Real Madrid y su sustitución por Zinedine Zidane.

También se ocupan, algo al menos, de la alegre situación política española que ya está empezando a alarmar al mundo económico y provoca crecientes temblores y sudores fríos en nuestros acreedores que son... legión.

Pero no divaguemos.

Veamos qué dicen los rusos

Cuando los USA desplazan su divisiones de invasión, empotran los correspondientes periodistas y cámaras de televisión que nos permiten ver la guerra en directo y nos informan puntualmente de los irresistibles avances del super tecnológico ejército norteamericano.

 En el asunto sirio, por desgracia, nos enteramos siempre a tiempo pasado y tenemos que recurrir si queremos saber algo a la página web de «RT» que es la única que parece molestarse en informar acerca de esta cuestión.

Entender lo que está pasando en Oriente Medio, exige retrotraer nuestra memoria a sucesos ocurridos hace ya varios años y comenzar a desembrollar el complicadísimo mecanismo que está llevando al mundo entero al colapso y a los propios habitantes musulmanes de esta zona geográfica a enfrentarse entre ellos en guerras cada vez más catastróficas.

Por ponerle algún comienzo, bien podría ser éste el asalto israelí del año 2006 al sur del Líbano en un enésimo intento de librar a los colonos  fronterizos de los periódicos lanzamientos de misiles por parte de Hizbollá. Por lo que parece, algún novedoso armamento ruso puesto en manos de estos guerreros o guerrilleros apoyados por Libia, Siria y probablemente Irán frenaron las no mucho antes arrolladoras divisiones acorazadas del «Tzahal», lo que auguraba un más que problemático futuro a los ciudadanos de Israel, hasta entonces relativamente seguros tras los muros acorazados de su ejército regular y los sistemas aéreos de tecnología USA que se habían mostrado extraordinariamente eficaces ante el armamento de origen soviético, superioridad tecnológica que había provocado en parte el hundimiento del telón de acero y la desintegración de la URSS.

En 2006 y ante el imposible avance israelí, Rusia y su capacidad armamentística parecía resucitar y a alguna preclara inteligencia de la alianza occidental se le debió ocurrir que la mejor forma de que un enemigo no te ataque es que se entretenga en otras guerras con enemigos seculares o simplemente de nueva creación.

En una de esas tecnonovelas de aventuras bélicas que se publicaban en los años 80 sobre los enfrentamientos árabe-israelíes, el autor, claramente pro israelí, resumía el carácter belicoso de los pueblos árabes de esta forma: «yo contra mi hermano, mi hermano y yo contra nuestro padre, la familia entera contra la tribu y todos juntos contra el mundo».

Algo de eso parece que existe. 

Se produjeron, a continuación del soponcio militar israelí, las coloridas y jaleadas por nuestros medios (están evidentemente al servicio de alguien),  revoluciones primaverales árabes con asistencia de Francia y Reino Unido para derrocar primero al histriónico Gadafi, a continuación las revueltas de El Cairo que una vez visto en qué estaban acabando, uno no puede dejar de aplaudir la intervención militar del poderoso ejército egipcio y finalmente la arremetida contra Siria, país que siempre intentaba controlar el territorio libanés, añorada y perdida colonia por otra parte de la «grandeur» francesa, a la que el presidente Assad, visto lo que había ocurrido anteriormente, no le quedó más remedio que hacer frente.

 Iba Siria perdiendo la extraña guerra en que unos grupos musulmanes salvajemente anti occidentales decapitaban, calcinaban, masacraban cualquier cosa que oliera a cristiano, europeo o norteamericano, a pesar de lo cual, según vamos sabiendo, estaban y tal vez sigan estando, firmemente apoyados por nuestros gobiernos (y es, en este punto concreto de la cuestión cuando uno acaba  no entendiendo nada), y un poco antes de la derrota absoluta del ejército sirio es el momento en el que después de haber soportado la pertinente revolución de colores organizada por los servicios secretos de USA e Israel en Ucrania,(*), de haberse opuesto militarmente a ella y de haber asegurado el control estratégico, vital para Rusia, de la península de Crimea, el señor Putin desplaza su ejército a Siria y se apresta a devolver algo de orden al caótico escenario del Armagedón apocalíptico en el que ya tienen presencia todas las potencias nucleares del mundo conocido y que amenaza en cualquier día tonto que tenga alguno de esos tipos o tipas (cada vez más), con mando en plaza  que se levante mirando al horizonte y absorto por una súbita iluminación acabe diciendo eso de «me gusta el olor explosión nuclear por la mañana».

(*) (Que se joda la UE,  dijo en su momento la aguerrida señora norteamericana, en lo que parecía un ataque directo e irresponsable a Rusia,  quizá en venganza por ese letal armamento suministrado en su momento a Hizbulá)
Puede leerse esta noticia ya olvidada, pero significativa, aquí.