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martes, 16 de febrero de 2016

FANGORIA Y LAS HIPOTECAS




FANGORIA, es decir, un grupo musical resultante de la unión, artística se entiende, entre Alaska, nombre también artístico tras el que se esconde el auténtico,  Olvido Gara y Nacho Canut del que nunca había oído hablar han dicho, no sé si los dos, o uno solo, en todo caso parece que ambos suscriben esta afirmación.


 "Si te has metido en una hipoteca no pidas luego que te saque el Gobierno". 
Escandalosa, no porque no sea cierta, sino porque ha suscitado polémica y escándalo, o sea, que ha elevado el ya de por sí insoportable tumulto digital en algunos enteros, o para centrarnos en el mundo musical, unas cuantas octavas.


Entonces algunos han recordado el comienzo, el origen que diría Thomas Bernhard, y el origen fue el descalabro bancario que en España fue sobre todo descalabro de las Cajas de Ahorro, porque aunque los grandes bancos españoles no sean, en mi opinión, entidades ejemplares, al menos que yo recuerde no necesitaron el famoso rescate bancario.

Y a eso voy, y a eso van algunos, o muchos, o bastantes, el número no importa, pero la pregunta es recurrente, se repite desde el origen. ¿Por qué se han rescatado las grandes entidades financieras con cargo al presupuesto público y no se habilitaron, en su momento, ni después, nunca en realidad,  fondos y procedimientos para ayudar a personas y negocios familiares que fueron y están yendo directamente a la ruina en esos años inacabables de crisis terrorífica?

Fueron ciento diez mil millones de euros los aportados por la UE para el rescate de bancos españoles, de los que la contabilidad nacional, engañosa como todas las contabilidades, dice que se utilizaron cuarenta mil. Estos insoportables miles de millones no constituyeron un regalo, sino que quedaban respaldados por los compromisos asumidos por el Reino de España. El proceso, creo yo que en general respondía a eso que se conoce y de lo que no se habla, como banco malo. La Caja de Ahorros X, ha otorgado préstamos hipotecarios al promotor Y por valor de cien millones, el promotor ha conseguido construir una barriada que garantiza los cien millones debidos al banco.

Unos años antes de la crisis, el promotor habría vendido la barriada por         quinientos millones, devuelto los cien al banco más los intereses y le habrían quedado como beneficio descontando impuestos y tasas varias lo menos doscientos. En plena crisis el promotor no vende nada y el banco contabiliza en su activo la barriada entera por un valor de cien más intereses, supongamos ciento cincuenta en total, el valor de mercado se sitúa en ese momento en diez millones, entonces el banco malo compra a cuenta del tesoro nacional la barriada en cuestión a la Caja de Ahorros  X por ciento cincuenta y se queda con el muerto que no podrá vender por más de diez millones contabilizando a cuenta del presupuesto una pérdida de ciento cuarenta. Más o menos así funcionó el sistema de salvamento para las Cajas.

Y es que las Cajas eran públicas, destinos apetecibles para políticos y amigos de políticos que se endeudaron alegremente con bancos alemanes para promover aeropuertos en medio del océano y muelles de carga para trasatlánticos en medio de la meseta castellana.

Lógicamente los ciudadanos empeñados, en paro y sin recursos reclamaron un plan de rescate similar, pero los políticos y sus voceros ahogaron las demandas siempre débiles de los que lo pierden todo y de algunos economistas que pidieron medidas similares argumentando, como era ya habitual, el desconocimiento del pueblo acerca de los grandes misterios y  pilares de la economía,

Las entidades de crédito no podían quebrar, dijeron,  porque el desastre, el terremoto que se iba a producir sería inaceptable y conduciría a la ruina a toda la nación.
Entonces surgieron inevitablemente los pescadores de la ultraizquierda convenientemente camuflados en  movimientos espontáneos con el propósito de revolver y pescar en el cada vez más turbio estanque de la desgracia colectiva. 

Agitadores profesionales con venia y publicidad gratuita en televisiones con oscurísimos intereses para manifestarse y atacar a bancos y políticos, siempre de la derecha, a pesar de la extraordinaria contribución que las izquierdas  en el poder hicieron para intensificar todo lo posible la crisis económica.

Los voceros que prevenían en esos momentos acerca de la necesidad de sostener al sistema bancario, absolutamente en bancarrota, vuelven ahora a censurar a los que cuestionan la afirmación fangoriana y reclaman el mismo tratamiento para las entidades que entonces debieron y todavía deban, siguiendo la misma argumentación del dúo musical respecto a los hipotecados, quebrar.

Truenan éstos, de nuevo al servicio de sus amos, advirtiendo que el terremoto financiero que se hubiera producido habría sido similar al desastre griego de hace unos años cuando los ciudadanos de ese país  no podían sacar dinero de los cajeros, confundiendo como siempre hacen, con voluntad siniestra, situaciones distintas. Los griegos no podían sacar dinero de los cajeros porque se empecinaron en incumplir las condiciones de la UE para seguir recibiendo ayuda financiera, es decir, no se trataba ya de una crisis bancaria, sino de una crisis de gobierno o entre gobiernos.

En todo caso el desastre posible de aquellos momentos, no se evitó, sino que se retrasó y puso en movimiento a grupos totalmente radicales que han  conseguido llegar al poder político municipal y pronto nacional, con  lo que los efectos de aquellas decisiones que salvaban a los amigotes y sus tinglados y condenaban a los desgraciados sin  otro sostén que sus propias manos para trabajar y sin trabajos para esas manos que de pronto se vieron en el paro, reaparecen ahora, los dichos efectos, como las famosas ondas gravitacionales de acontecimientos cósmicos perdidos en el tiempo, pero que tienen su origen en la falsedad y en la mentira de los rescates que no fueron imprescindibles, al menos en su mayoría. 

Alguna caja debió caer y algún banco alemán debió asumir las pérdidas; después de todo nadie  obligó  a los estrictos y disciplinados alemanes a fiarse de este país tan poco fiable, pero entonces llegó Rajoy que es un hombre serio y responsable y además siempre cumple sus compromisos con dinero ajeno, es decir que se comprometió a que ningún banco alemán cayera, siempre que el superbanco central europeo siguiera proporcionando préstamos envenenados a esta desgraciada nación. Nuestro destino está escrito, sólo hay que leer Madame Bovary. Deliciosa Emma a la que tanto nos parecemos.

Ahora todo será peor. Podemos, Sánchez, Colau, Carmena, CUP, son el resultado de aquellos rescates y de aquellos abandonos.






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