FANGORIA, es decir, un grupo musical resultante de
la unión, artística se entiende, entre Alaska, nombre también artístico tras el
que se esconde el auténtico, Olvido
Gara y Nacho Canut del que nunca había oído hablar han dicho, no sé si los
dos, o uno solo, en todo caso parece que ambos suscriben esta afirmación.
"Si te has metido en una hipoteca no
pidas luego que te saque el Gobierno".
Escandalosa, no porque no sea
cierta, sino porque ha suscitado polémica y escándalo, o sea, que ha elevado el
ya de por sí insoportable tumulto digital en algunos enteros, o para centrarnos
en el mundo musical, unas cuantas octavas.
Entonces algunos han
recordado el comienzo, el origen que diría Thomas Bernhard, y el origen fue el
descalabro bancario que en España fue sobre todo descalabro de las Cajas de
Ahorro, porque aunque los grandes bancos españoles no sean, en mi opinión,
entidades ejemplares, al menos que yo recuerde no necesitaron el famoso rescate
bancario.
Y a eso voy, y a eso van algunos, o muchos, o bastantes, el número no
importa, pero la pregunta es recurrente, se repite desde el origen. ¿Por qué se
han rescatado las grandes entidades financieras con cargo al presupuesto
público y no se habilitaron, en su momento, ni después, nunca en realidad, fondos y procedimientos para ayudar a personas
y negocios familiares que fueron y están yendo directamente a la ruina en esos años inacabables de crisis terrorífica?
Fueron ciento diez mil
millones de euros los aportados por la UE para el rescate de bancos españoles,
de los que la contabilidad nacional, engañosa como todas las contabilidades,
dice que se utilizaron cuarenta mil. Estos insoportables miles de millones no
constituyeron un regalo, sino que quedaban respaldados por los compromisos
asumidos por el Reino de España. El proceso, creo yo que en general respondía a
eso que se conoce y de lo que no se habla, como banco malo. La Caja de Ahorros
X, ha otorgado préstamos hipotecarios al promotor Y por valor de cien millones,
el promotor ha conseguido construir una barriada que garantiza los cien
millones debidos al banco.
Unos años antes de la
crisis, el promotor habría vendido la barriada por quinientos millones, devuelto los cien al banco más los
intereses y le habrían quedado como beneficio descontando impuestos y tasas
varias lo menos doscientos. En plena crisis el promotor no vende nada y el
banco contabiliza en su activo la barriada entera por un valor de cien más
intereses, supongamos ciento cincuenta en total, el valor de mercado se sitúa en ese
momento en diez millones, entonces el banco malo compra a cuenta del tesoro
nacional la barriada en cuestión a la Caja de Ahorros X por ciento cincuenta y se queda con el
muerto que no podrá vender por más de diez millones contabilizando a cuenta del presupuesto
una pérdida de ciento cuarenta. Más o menos así funcionó el sistema de
salvamento para las Cajas.
Y es que las Cajas eran
públicas, destinos apetecibles para políticos y amigos de políticos que se
endeudaron alegremente con bancos alemanes para promover aeropuertos en medio
del océano y muelles de carga para trasatlánticos en medio de la meseta
castellana.
Lógicamente los
ciudadanos empeñados, en paro y sin recursos reclamaron un plan de rescate
similar, pero los políticos y sus voceros ahogaron las demandas siempre
débiles de los que lo pierden todo y de algunos economistas que pidieron medidas
similares argumentando, como era ya habitual, el desconocimiento del pueblo
acerca de los grandes misterios y pilares de la economía,
Las entidades de
crédito no podían quebrar, dijeron, porque el desastre, el terremoto que se iba a
producir sería inaceptable y conduciría a la ruina a toda la nación.
Entonces surgieron inevitablemente
los pescadores de la ultraizquierda convenientemente camuflados en movimientos espontáneos con el propósito de
revolver y pescar en el cada vez más turbio estanque de la desgracia colectiva.
Agitadores profesionales con venia y publicidad gratuita en televisiones con
oscurísimos intereses para manifestarse y atacar a bancos y políticos, siempre
de la derecha, a pesar de la extraordinaria contribución que las
izquierdas en el poder hicieron para
intensificar todo lo posible la crisis económica.
Los voceros que
prevenían en esos momentos acerca de la necesidad de sostener al sistema
bancario, absolutamente en bancarrota, vuelven ahora a censurar a los que
cuestionan la afirmación fangoriana y reclaman el mismo tratamiento para las
entidades que entonces debieron y todavía deban, siguiendo la misma
argumentación del dúo musical respecto a los hipotecados, quebrar.
Truenan éstos, de nuevo
al servicio de sus amos, advirtiendo que el terremoto financiero que se hubiera
producido habría sido similar al desastre griego de hace unos años cuando los
ciudadanos de ese país no podían sacar
dinero de los cajeros, confundiendo como siempre hacen, con voluntad siniestra,
situaciones distintas. Los griegos no podían sacar dinero de los cajeros porque
se empecinaron en incumplir las condiciones de la UE para seguir recibiendo
ayuda financiera, es decir, no se trataba ya de una crisis bancaria, sino de
una crisis de gobierno o entre gobiernos.
En todo caso el
desastre posible de aquellos momentos, no se evitó, sino que se retrasó y puso en
movimiento a grupos totalmente radicales que han conseguido llegar al poder político municipal
y pronto nacional, con lo que los
efectos de aquellas decisiones que salvaban a los amigotes y sus tinglados y
condenaban a los desgraciados sin otro
sostén que sus propias manos para trabajar y sin trabajos para esas manos que
de pronto se vieron en el paro, reaparecen ahora, los dichos efectos, como las famosas ondas gravitacionales de
acontecimientos cósmicos perdidos en el tiempo, pero que tienen su origen en la
falsedad y en la mentira de los rescates que no fueron imprescindibles, al
menos en su mayoría.
Alguna caja debió caer y algún banco alemán debió asumir
las pérdidas; después de todo nadie obligó a los estrictos y disciplinados alemanes a fiarse de este país tan poco
fiable, pero entonces llegó Rajoy que es un hombre serio y responsable y además
siempre cumple sus compromisos con dinero ajeno, es decir que se comprometió a que ningún banco
alemán cayera, siempre que el superbanco central europeo siguiera
proporcionando préstamos envenenados a esta desgraciada nación. Nuestro destino
está escrito, sólo hay que leer Madame Bovary. Deliciosa Emma a la que tanto
nos parecemos.
Ahora todo será peor.
Podemos, Sánchez, Colau, Carmena, CUP, son el resultado de aquellos rescates y
de aquellos abandonos.
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