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domingo, 27 de octubre de 2019

ÉLITES DE IZQUIERDA

Viajeros del tren nocturno
Lluvia mortal













Cambio climático, igualdad, inclusión. Son los nuevos paradigmas sociales. Las consignas, los lemas, las ideas fuerza que conforman el nuevo mundo que se está creando, que algunos están creando.
Las élites. Ellas están detrás del nuevo sistema de creencias y de valores. Resulta complicado identificar esas élites y lo que pretenden.

En la información existen dos tipos de articulistas, los que están en los medios oficiales y los que pululan por internet sin acceso a las cabeceras importantes. Entre estos últimos menudean los conspiranoicos. Entre los primeros el espectro va de lo que se conoce como la derecha hasta la extrema izquierda, pero si algo los caracteriza es que todos ellos están en contra del Brexit.

No quieren que el Reino Unido abandone la UE. Se les hace simplemente insoportable. Muchos de estos sean de izquierdas o de derechas están ferozmente en contra de la secesión catalana. Pero una cosa, la UE, va directamente unida a la otra. Es decir, más UE, más ONU, significa más procesos de secesión y de desintegración en Estados débiles que lo son casi todos los de la órbita hispana, y si no, al tiempo.



 La UE es la culminación de un proceso que comenzó en los juicios de Nüremberg. Durante la primera guerra mundial se enfrentaron los imperios europeos con intervención de Estados Unidos, un país que en sí mismo es un imperio. El resultado fue la desaparición del imperio austro húngaro y la aparición de una pléyade de Estados nacionales a imitación de España, Francia y el Reino Unido. La segunda guerra mundial supuso la derrota definitiva del imperio alemán transmutado entonces en una Alemania hegemónica que absorbía a la antigua Austria y pretendía expandirse por el Centro y el Este de Europa en busca de lo que Hitler llamaba “espacio vital”.

En Nüremberg se incorporaron a los códigos penales dos nuevos delitos. Los delitos de crímenes contra la humanidad y contra los derechos humanos. Hasta ese momento los estadistas eran representantes de Estados que en sí mismos eran soberanos, era imposible juzgar a un dirigente político puesto que representaba al Estado, por definición, inimputable. A partir de Nüremberg y posteriormente de la caída del muro, ningún estadista está seguro y por extensión, ningún Estado lo está. Recuérdese el caso de Pinochet.
Bien, pues nuestros articulistas de guardia, sobre todo los izquierdistas o progresistas reconocidos abominan de dos cosas en este momento, de Trump y de Boris Jhonson y su intento de abandonar la UE.

Las élites progresistas, lo mismo que las liberales odian y desprecian al elemento corriente que compone la sociedad europea actual. Si es usted blanco, hombre y trabajador sin cualificar, las élites progresistas no solo le desprecian, sino que además le insultan.

Veamos las tesis que se barajan en la izquierda: «Boris no es la bestia parda que parece, ni tampoco proviene de lo que el articulista en cuestión denomina “erial intelectual donde moran los toscos nacionalistas de UPIK y similares”. Boris proviene de la élite política y económica que lo que quiere es el acuerdo con Estados Unidos y el fin del poder económico y reglamentario de Bruselas sobre el Reino Unido».
Esa élite inglesa estaría engañando al pueblo porque en el fondo no quiere otra cosa que libre mercado y globalismo solo que, en este caso fuera de la UE y más cerca de la comunidad anglosajona que domina el mundo.

Bien. Puede ser, de hecho yo ya advertí en un artículo anterior que al Reino Unido le podía interesar más esa comunidad de naciones angloparlantes y de parecida cultura que a modo de portaaviones gigantescos se despliega por todos los océanos. Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Australia y el propio Reino Unido.
Pero lo que interesa aquí es la consideración en que las élites izquierdistas tienen acerca de aquellos por los que, en principio, parece que deberían tener especial sensibilidad, obreros y gente sin cualificar. Pero no; ahora sus preferencias son de otra índole, multisexual, multicultural, climática, animalista...

Los epítetos y adjetivos que dirige a los miembros de las clases trabajadoras inglesas y por ende también a las nuestras, es decir, a nosotros, habitantes del erial intelectual son de este tenor:
(Palurdos de las tabernas que quieren expulsar al fontanero polaco y beber solo cerveza nacional).
En otro apartado (La historia, no conviene olvidarlo, siempre la escriben las élites, el ruido de la calle nunca es más que eso, ruido. Y el Reino Unido no va a decir adiós definitivamente al proyecto europeo porque cuatro palurdos aficionados a la caza del zorro hayan convencido a millones de paletos de que eso es lo que les conviene).

El proyecto de desconexión y la estrategia publicitaria provienen de la élite inglesa que utiliza al sector más estúpido e ignorante de la población para conseguirlo.

En Estados Unidos han bautizado a esa parte de la población blanca que fue entregada en sacrificio a los beneficios del mundialismo económico como basura blanca. En España, la población autóctona mayoritaria y sin “hecho diferencial” es el equivalente a la “mierda blanca” condenada al paro y a la extinción.

Y esto es lo que llama la atención. Esa coincidencia entre la intelectualidad de derechas y de izquierdas en la proclamación del mundialismo económico y social, representados en Europa por la UE, como el sistema más deseable para el futuro. ¿Para el futuro de quién? No desde luego para el bienestar de la “porquería blanca” de la que formamos parte la inmensa mayoría de la población europea que comienza a darse cuenta del pantano siniestro que los ultraestados están montando. Pero las élites, de izquierda y de derecha tienen sus planes trazados y ya muy avanzados.
No van a detenerse por una rebelión de palurdos de taberna y de indigentes intelectuales frente a estos prohombres del conocimiento y de la superioridad académica.

En próximos artículos hablaremos de cómo se está procediendo a la expulsión de cualquier medio de comunicación de estas ideas consideradas cavernarias y retrógradas. Patria, ciudadanía y derecho de sangre. Y hablaremos también de las estrategias colaterales que están construyendo un mundo exclusivo para la élite siniestra que nos gobierna desde la oscuridad y sus no menos siniestros servidores intelectuales en la política y en los medios de comunicación.

Aunque puede muy bien ocurrir que ya no podamos expresar nuestra modesta opinión de adictos a la taberna. Todo dependerá de próximos acontecimientos: de que Trump no sea finalmente expulsado de la presidencia. De que el Reino Unido consiga finalmente abandonar la UE. De que los partidos de ultraderecha en Francia y Alemania consigan llegar al poder. De que el PSOE no repita victoria (cosa casi imposible, puesto que arrecian las sospechas de nuevo fraude electoral, tal como ha ocurrido en Bolivia).

En definitiva, todo dependerá que las profecías apocalípticas de San Juan no se cumplan o, al menos, no se correspondan con los tiempos que vivimos. En todo caso nos encomendamos a Nuestro Señor Jesucristo (Amo y Señor de este planeta en el que vivimos) y a su Santísima Madre, la Virgen María. Nuestra Madre Eterna.

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