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lunes, 23 de febrero de 2015

GENOCIDIO FELINO



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ELSA, LA LEONA QUE CAMBIÓ EL MUNDO

Se trata de un documental emitido recientemente por la segunda cadena de TVE. Sobre los años sesenta se estrenó una película tuvo un gran éxito de taquilla. "Nacida libre".
Un matrimonio, él guarda de una reserva natural y su mujer, se empeñan en devolver la libertad a una leona criada en cautividad. Un canto a la naturaleza, una lucha difícil que al final se ve coronada por el éxito. En la escena final Elsa que ha conseguido integrarse en una manada de leones salvajes aparece junto a un poderoso macho y sus cachorros. Suena la pegadiza banda sonora, "The End", emoción a raudales en la sala, algunas lloran a moco tendido y algunos se contienen, eran los años sesenta.

El documental de la BBC, sin embargo, cuenta otra cosa, aunque lo hace con el tradicional tacto británico.

El cine, es sabido, es en sí mismo un arte, una técnica, una industria engañosa. El documental, un género dentro de la cinematografía, pretende, no siempre lo consigue, ser veraz. Del viejo, viejísimo recuerdo de la película, del estudio de alguna documentación y de los no muy claros testimonios y afirmaciones (Nacida libre era un cuento de hadas) que como por descuido se deslizan a lo largo del documental, puede, creo yo, componerse una historia al menos tan creíble como el "cuento de  la leona que recobra la libertad".

Y la historia debe comenzar con Clark Gable en "Mogambo", es decir, con el gran cazador anglosajón blanco que depredó durante largos años en las inmensas sabanas y selvas africanas. (De vez en cuando se acoplaba y se acopla a esta actividad algún que otro conocido y destacado español, harto de la caza del jabalí y del rececho al rebeco).


Hablamos del cazador profesional. Durante las primeras décadas del siglo XX estos temibles “sniper” acumularon en su haber cifras escalofriantes de leones abatidos. Los más destacados superaban con facilidad los trescientos ejemplares cobrados como trofeo de caza, aunque  justificaban sus cacerías argumentando el perjuicio que causaban en la ganadería y en las demandas de la población autóctona para eliminar el peligro que suponía la cercanía a los poblados de aquellos animales.

George Adamson el guarda que recoge a Elsa después de haber matado a su madre, había sido cazador para reconvertirse luego en guarda a cargo de una reserva natural, historia compartida con otros grandes cazadores que a mediados de siglo comenzaron a comprobar con alarma que cada vez había menos leones.

Estos personajes pudieron haber llegado a una lógica conclusión, la masacre indiscriminada había terminado por mermar la no mucho antes, enorme población de leones. Como conocedores de la vida animal africana, debieron comprender que el león, por ser el gran superpredador africano y habitar espacios abiertos no tiene costumbre de esconderse, lo que le convertía en un animal muy fácil de cazar. En segundo lugar, es, por su propia singularidad y a pesar de su apariencia poderosa, un animal frágil.

Curiosamente es un gran gato que tiene costumbres de cánido, es decir, vive y caza en grupo. El éxito de la especie se ha debido precisamente a su complicado y poco felino comportamiento, lo que ha requerido además un curioso dimorfismo sexual, único entre los grandes félidos y la especialización de funciones. El macho, más tosco y menos ágil que las hembras, es, sin embargo, garantía de éxito de las manadas. Dos leones de espesa melena mantienen a raya a otros leones y sobre todo al gran enemigo de la especie, la hiena.

La cabeza disecada para adorno de las estancias africanas de “Bwana Gable” no sólo disminuía en un ejemplar la población de felinos, sino que además desquiciaba manadas enteras que podían quedar expuestas al ataque de las hienas.

Sin embargo los cazadores a punto de transmutarse en celosos guardianes de vida animal y hacerse cargo de las reservas de caza, luego reconvertidas en parques nacionales, llegaron a otra conclusión acerca de las causas de la alarmante disminución de las antes abundantes piezas de caza.

Podemos imaginar una apacible reunión crepuscular de rubicundos anglos, pantalón corto, sombrero encintado con motivos africanos colgado de algún perchero, camisa caqui con algún bolsillo recosido formando  pliegues tubulares en los que guardar  balas de calibre bestial, nunca mejor dicho.

Alguna dama matadora también, parecida a la Ava Gardner de "Mogambo". Unos sentados en el porche alrededor de una sólida mesa construida con madera de acacia, otros de pie admirando la imponente puesta de sol africana. El dueño de la casa reclama en un impecable “suajili” la presencia del sirviente negro que escancia generosas dosis de “whisky” escocés. Ya de noche,  el  “whisky”, circula  “fifty fifty”, con la hemoglobina globular por el entramado cerebral de nuestros amigos. 

Los ojos purpúreos, turbios, medio cerrados, la nariz roja, brillante sobre la piel lechosa, como un faro en la oscura noche de la sabana. Nuestros flemáticos anglos, toda la tarde perdida en educadísimas ceremonias de conversaciones ocurrentes, frases lapidarias teñidas de la inteligentísima ironía inglesa, acaban por recordar el motivo de su reunión.
<<George>>
<<Dime Adam>>
<<Martin>>
<<Dime Adam>>
<<Anthony>>
<<Dime Adam>>
<<Winston>>
<<Dime Adam>>
<<Scarlett O´hara>>
<<Dime Adam>>
Adam suspira. El vaso que contiene una generosa ración de líquido ambarino inicia un titubeante viaje desde la mesa. Adam, enfoca a duras penas, entre siniestros gruñidos de leones, carcajadas de hienas, mugidos de búfalos y zumbidos de insectos gigantes a la luz de la farola que ilumina la reunión. Consigue por fin orientarse y sorbe la generosa ración que desciende como una catarata de fuego sobre el estómago ya muy castigado. Eructo monumental. Los demás entretenidos en sus propios problemas estomacales ni se dan cuenta.
Adam, recobra el hilo perdido.
<< Os dais cuenta, mis amigos, cada vez hay menos leones>>.
Asentimiento general.
<<Y más negros>>. Sentencia Winston, al tiempo que lanza una mirada turbia al sirviente <<massai>> que empieza a percibir un cambio preocupante en la actitud de aquellos tipos que no mucho antes parecían tan simpáticos.
A Scarlett O´hara se le traba la lengua más de lo debido, pero consigue hacerse entender.
<<Tenemog que salvag a los pobgges leonesgs, como ggea>>
Todos están de acuerdo. Se amodorran primero, se duermen después, roncan a continuación. Los leones lejanos, asustados dejan de rugir. El sirviente “massai”, recoge con gesto preocupado los restos de la borrachera.
Intuye que se avecinan tiempos de cambio.
Continuará.



  

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