CONSTITUCIÓN
DEL 78, FIN DE TRAYECTO.
Don
Torcuato Fenández Miranda diseñó un proyecto político que
prometía el paso del franquismo a un sistema democrático
presentable y homologable con el resto del mundo desarrollado. Había
que añadir una ley más a las leyes fundamentales del Estado
franquista que liquidaría las cortes existentes y daría lugar a la
elección de nuevas cortes, en este caso, democráticas y
constituyentes.
El país se enfrentaba por aquel entonces situaciones
peligrosísimas. En el plano internacional, Marruecos apoyado por
Estados Unidos, organizó la marcha verde para expulsar a España del
Sáhara. en el orden interno, ETA con singular y eficaz patrocinio
internacional, condicionaba cualquier solución posible. El diseño
de don Torcuato precisaba de un franquista que liderara lo que se
llamó el suicidio de las cortes de Franco, para dar paso a
elecciones constituyentes. Adolfo Suárez fue el elegido, luego, una
vez puesto en marcha el proceso, debía dimitir y dejar que personas
sin un pasado comprometido con la dictadura fueran quienes diseñaran
el nuevo marco político.
Suárez,
una vez aprobada la ley fundamental para el cambio político de 1977
por las propias cortes franquistas que ponía en marcha el proceso de
constitución democrática, eludió la promesa y organizó y lideró
un partido de circunstancias que llamó UCD. Su hijo confesó
recientemente a Bertín Osborne, que ese incumplimiento llevó a la
enemistad manifiesta con Torcuato Fernández Miranda que nunca
perdonó a Adolfo Suárez lo que consideró una traición.
Según lo
previsto por Fernández Miranda quien debería haber estado al frente
de un nuevo partido de corte moderadamente de centro derecha o centro
izquierda, debería haber sido alguien con un irreprochable pasado
democrático, amén de sensato y capaz de pilotar un proceso muy
peligroso para toda España.
Se habló de Josep Tarradellas el cual
fue presidente de la Generalitat y advirtió en su momento del
peligro que suponía un sujeto como Jordi Pujol, y eso en aquellos
momentos en que nadie veía muy claro el futuro que se avecinaba no
dejaba de ser una advertencia que denotaba un enorme sentido
político.
Pero
desgraciadamente no fue Tarradellas, sino Suárez quien obtuvo
mayoría relativa en las elecciones constituyentes y junto con una
serie de líderes cuando menos sospechosos de poca visión de futuro,
fueron pergeñando esta constitución que está a punto de finiquitar
sus servicios, una vez que la nación, estado, reino o como se quiera
llamar a esta España S.A. , actualmente en disolución, acabe por
desaparecer como estado europeo.
Y es
que la actual constitución es un modelo de ley al servicio de
cualquier disparate que se pueda imaginar. Dice que respeta la
propiedad privada, pero la pone al servicio de la función social.
Dice que España es una nación indivisible, pero que está formada
(dividida en...) por nacionalidades y regiones. Dice que al estado le
corresponden una serie de competencias y a las comunidades otras.
Pero también que las que no correspondan a ninguno de estos
artefactos de demolición nacional podrán ser asumidas por unos o
por otros, (así en el pasado fue muy frecuente que ayuntamientos
reclamaran mayor financiación porque estaban asumiendo competencias
que no les correspondían y que nadie les obligaba a asumir). Dice que, no obstante, las competencias
exclusivas del estado podrán delegarse o transferirse, (así el
estatuto de Guernica nunca se completaba porque pedía para sí
competencias exclusivas del estado), a pesar de eso, las cortes
aprobaron dicho estatuto.
En
aquellos momentos se publicitó el invento constitucional
convenciéndonos a todos de que semejante tejemaneje era obra del
pueblo (la constitución que nos hemos dado decían los locutores de
tv y los periodistas), otra mentira.
Al
cabo de los años la situación, por unas cosas o por otras, se ha
ido deteriorando de una manera evidente. Existe la idea de que España
se ha desarrollado económica, social y culturalmente, pero puede ser
una percepción más que errónea.
España tiene una deuda monumental; todos los economistas sensatos advierten que es una bomba de
relojería que estallará en algún momento.
Actualmente en el
congreso, el gobierno tiene una mayoría precaria. El nacionalismo
catalán está llevando adelante sin oposición eficaz por parte del
gobierno y con apoyo explícito de casi la mitad de los diputados en
la cámara baja el proyecto de secesión de Cataluña que
probablemente tendrá lugar este mismo año. Al margen de que muchos
españoles hayan llegado ya a la conclusión de que sería mejor que
tanto Cataluña como País Vasco y Galicia (regiones o naciones, como
se quiera, que lideran el asalto al estado), se independizaran
finalmente para que el resto permaneciera unido, lo cierto es que a
estas alturas otras regiones se han unido a este proceso disgregador
cuyo único destino es el desastre.
Aragón quiere que el catalán
sea lengua propia, lo mismo Baleares y la región valenciana. Navarra
ha caído en manos del nacionalismo vasco que ya ha iniciado un
proceso imparable de euskerización en toda la región.
El
partido del gobierno está desaparecido en el combate, más allá de
alguna mención acomplejada de la señora Cospedal a eso que todavía
se llama España, y el presidente Rajoy es evidentemente incapaz de
ninguna reacción ante el órdago catalán.
Ciudadanos ha resultado
ser un nuevo partido bajo cuyas siglas muchos militantes solo buscan
colocarse y cobrar las excelentes remuneraciones que se pagan a
políticos españoles por ocupar sillones en parlamentos de todo
pelaje. Más allá de alguna que otra proclama retórica contra el
proceso catalán no están haciendo nada eficaz.
El partido
socialista acaba de reelegir secretario general a un firme partidario
de un estado plurinacional (signifique esto lo que signifique, no
parece nada bueno). Podemos, partido de ideología comunista, apoya
también cualquier votación que ponga en cuestión la legitimidad
del estado español.
Entonces,
visto que: el gobierno es incapaz. El único apoyo de dicho gobierno
más allá de su partido, es decir Ciudadanos, parece también un
barco a la deriva a cuyo frente está un hiperactivo sin demasiada
consistencia y sin ideas claras. Visto también que el PSOE apoya, de
hecho, el proceso catalán lo mismo que PODEMOS y vista la voluntad
de los actuales dirigentes catalanes de independizarse de España, lo
lógico es pensar que lo van a hacer en un muy corto espacio de
tiempo.
Las
consecuencias pueden ser cataclísmicas. Lo más probable es que
finalmente intervenga la UE o alguna otra entidad supranacional a la
que ya se le están poniendo los dientes largos y esto que llamamos
España acabe siendo un protectorado internacional.
Ahora bien,
conocida la entidad de nuestros políticos, la calidad de nuestro
sistema democrático y la voluntad de unos para cargarse la nación y
el empeño de la mayoría para no evitarlo, quizá no sea tan malo,
después de todo.
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