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domingo, 28 de mayo de 2017

CONSTITUCIÓN DEL 78. FIN DE TRAYECTO

Lluvia mortal


Viajeros del tren nocturno














CONSTITUCIÓN DEL 78, FIN DE TRAYECTO.

Don Torcuato Fenández Miranda diseñó un proyecto político que prometía el paso del franquismo a un sistema democrático presentable y homologable con el resto del mundo desarrollado. Había que añadir una ley más a las leyes fundamentales del Estado franquista que liquidaría las cortes existentes y daría lugar a la elección de nuevas cortes, en este caso, democráticas y constituyentes. 

El país se enfrentaba por aquel entonces situaciones peligrosísimas. En el plano internacional, Marruecos apoyado por Estados Unidos, organizó la marcha verde para expulsar a España del Sáhara. en el orden interno, ETA con singular y eficaz patrocinio internacional, condicionaba cualquier solución posible. El diseño de don Torcuato precisaba de un franquista que liderara lo que se llamó el suicidio de las cortes de Franco, para dar paso a elecciones constituyentes. Adolfo Suárez fue el elegido, luego, una vez puesto en marcha el proceso, debía dimitir y dejar que personas sin un pasado comprometido con la dictadura fueran quienes diseñaran el nuevo marco político.


Suárez, una vez aprobada la ley fundamental para el cambio político de 1977 por las propias cortes franquistas que ponía en marcha el proceso de constitución democrática, eludió la promesa y organizó y lideró un partido de circunstancias que llamó UCD. Su hijo confesó recientemente a Bertín Osborne, que ese incumplimiento llevó a la enemistad manifiesta con Torcuato Fernández Miranda que nunca perdonó a Adolfo Suárez lo que consideró una traición. 

Según lo previsto por Fernández Miranda quien debería haber estado al frente de un nuevo partido de corte moderadamente de centro derecha o centro izquierda, debería haber sido alguien con un irreprochable pasado democrático, amén de sensato y capaz de pilotar un proceso muy peligroso para toda España. 

Se habló de Josep Tarradellas el cual fue presidente de la Generalitat y advirtió en su momento del peligro que suponía un sujeto como Jordi Pujol, y eso en aquellos momentos en que nadie veía muy claro el futuro que se avecinaba no dejaba de ser una advertencia que denotaba un enorme sentido político.

Pero desgraciadamente no fue Tarradellas, sino Suárez quien obtuvo mayoría relativa en las elecciones constituyentes y junto con una serie de líderes cuando menos sospechosos de poca visión de futuro, fueron pergeñando esta constitución que está a punto de finiquitar sus servicios, una vez que la nación, estado, reino o como se quiera llamar a esta España S.A. , actualmente en disolución, acabe por desaparecer como estado europeo.

Y es que la actual constitución es un modelo de ley al servicio de cualquier disparate que se pueda imaginar. Dice que respeta la propiedad privada, pero la pone al servicio de la función social. Dice que España es una nación indivisible, pero que está formada (dividida en...) por nacionalidades y regiones. Dice que al estado le corresponden una serie de competencias y a las comunidades otras. Pero también que las que no correspondan a ninguno de estos artefactos de demolición nacional podrán ser asumidas por unos o por otros, (así en el pasado fue muy frecuente que ayuntamientos reclamaran mayor financiación porque estaban asumiendo competencias que no les correspondían y que nadie les obligaba a asumir). Dice que, no obstante, las competencias exclusivas del estado podrán delegarse o transferirse, (así el estatuto de Guernica nunca se completaba porque pedía para sí competencias exclusivas del estado), a pesar de eso, las cortes aprobaron dicho estatuto.

En aquellos momentos se publicitó el invento constitucional convenciéndonos a todos de que semejante tejemaneje era obra del pueblo (la constitución que nos hemos dado decían los locutores de tv y los periodistas), otra mentira.

Al cabo de los años la situación, por unas cosas o por otras, se ha ido deteriorando de una manera evidente. Existe la idea de que España se ha desarrollado económica, social y culturalmente, pero puede ser una percepción más que errónea. 

España tiene una deuda monumental; todos los economistas sensatos advierten que es una bomba de relojería que estallará en algún momento. 

Actualmente en el congreso, el gobierno tiene una mayoría precaria. El nacionalismo catalán está llevando adelante sin oposición eficaz por parte del gobierno y con apoyo explícito de casi la mitad de los diputados en la cámara baja el proyecto de secesión de Cataluña que probablemente tendrá lugar este mismo año. Al margen de que muchos españoles hayan llegado ya a la conclusión de que sería mejor que tanto Cataluña como País Vasco y Galicia (regiones o naciones, como se quiera, que lideran el asalto al estado), se independizaran finalmente para que el resto permaneciera unido, lo cierto es que a estas alturas otras regiones se han unido a este proceso disgregador cuyo único destino es el desastre. 

Aragón quiere que el catalán sea lengua propia, lo mismo Baleares y la región valenciana. Navarra ha caído en manos del nacionalismo vasco que ya ha iniciado un proceso imparable de euskerización en toda la región.

El partido del gobierno está desaparecido en el combate, más allá de alguna mención acomplejada de la señora Cospedal a eso que todavía se llama España, y el presidente Rajoy es evidentemente incapaz de ninguna reacción ante el órdago catalán. 

Ciudadanos ha resultado ser un nuevo partido bajo cuyas siglas muchos militantes solo buscan colocarse y cobrar las excelentes remuneraciones que se pagan a políticos españoles por ocupar sillones en parlamentos de todo pelaje. Más allá de alguna que otra proclama retórica contra el proceso catalán no están haciendo nada eficaz. 

El partido socialista acaba de reelegir secretario general a un firme partidario de un estado plurinacional (signifique esto lo que signifique, no parece nada bueno). Podemos, partido de ideología comunista, apoya también cualquier votación que ponga en cuestión la legitimidad del estado español.

Entonces, visto que: el gobierno es incapaz. El único apoyo de dicho gobierno más allá de su partido, es decir Ciudadanos, parece también un barco a la deriva a cuyo frente está un hiperactivo sin demasiada consistencia y sin ideas claras. Visto también que el PSOE apoya, de hecho, el proceso catalán lo mismo que PODEMOS y vista la voluntad de los actuales dirigentes catalanes de independizarse de España, lo lógico es pensar que lo van a hacer en un muy corto espacio de tiempo.

Las consecuencias pueden ser cataclísmicas. Lo más probable es que finalmente intervenga la UE o alguna otra entidad supranacional a la que ya se le están poniendo los dientes largos y esto que llamamos España acabe siendo un protectorado internacional. 

Ahora bien, conocida la entidad de nuestros políticos, la calidad de nuestro sistema democrático y la voluntad de unos para cargarse la nación y el empeño de la mayoría para no evitarlo, quizá no sea tan malo, después de todo.


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