EL ASESINATO DE LAURA LUELMO

El asesinato de Laura Luelmo vuelve a poner de manifiesto las aparentemente incomprensibles interpretaciones del suceso que provienen de la izquierda ideológica y gobernante. Coincide la muerte de Laura con la pretensión del bloque destructor de España (así debería llamarse la coalición que nos gobierna) de eliminar del ordenamiento jurídico la pena de prisión permanente revisable que se aplica a determinados crímenes.

 Se recuerdan también las afirmaciones que en su día se vertieron por parte de militantes de esa ideología acerca de la mujer que mató al niño Gabriel, conocido como el “pescaíto”, y los extraños comportamientos de los padres del niño, separados, pero ambos militantes de la izquierda hegemónica ideológicamente en España que dejaron entrever un curioso altruismo por la mujer acusada del crimen, como si percibieran detrás de lo ocurrido alguna causa misteriosa cuyo entendimiento solo está al alcance de la intelectualidad más refinada que por supuesto, corresponde por principio establecido a eso que se ha llamado “progresía”.

Otros sucesos semejantes producen parecidas reacciones entre los simpatizantes de la izquierda patria. Repasar todos y cada uno de los más recientes sería prolijo, pero hay uno que es especialmente significativo.
Se trata del reciente y ya casi olvidado, sepultado entre otros recurrentes crímenes más cercanos en el tiempo de una joven por parte de otra chica por cuestiones de celos que suelen ser una de las causas de crímenes conocidos como pasionales.

La cuestión es que a través de twiter parece que se entabló alguna discusión acerca del tan traído y llevado machismo criminal y finalmente una de las aguerridas militantes del feminismo extremo sentenció que el crimen se debía, no a la persona que lo había ejecutado, sino a la sociedad patriarcal.
Naturalmente el común de los mortales que ha conseguido liberarse de la pesadez católica y presta poca atención a las ideologías que son las nuevas religiones de obediencia obligatoria, quedó estupefacto ante semejante afirmación que después de todo y junto con las reacciones ante crímenes parecidos son de una lógica aplastante.



La explicación como digo; el porqué de todo esto, el porqué de que un asesino confeso y condenado como el que ha matado a Laura Luelmo haya cumplido solo tres años de prisión por un asesinato anterior, haya también disfrutado de un permiso carcelario que le permitió asaltar violentamente a otra mujer y finalmente haya podido ya en libertad después de, repito, tres años de prisión por un asesinato, cometer este último está la ideología marxista, la auténtica religión dominante que finalmente se ha apoderado de todo el país y probablemente del mundo.

Y la clave está en esa afirmación de que en el fondo la responsable de cualquier crimen es la sociedad, la sociedad patriarcal para más precisión.

Se trata por si a alguno o a alguna se le escapa de la religión que nos gobierna ya desde hace bastante tiempo. El marxismo revolucionario que otorga conocimientos y certificados de idoneidad a los agresivos militantes que comulgan fervientemente con sus postulados.
El marxismo busca como he dicho en anteriores "posts" la destrucción absoluta del occidente cristiano y ofrece una vez lograda la demolición la construcción del paraíso comunista en la tierra, fe absoluta de muchos jóvenes que absorben en la juventud estas ideas que se enseñan en las escuelas, institutos y sobre todo universidades.
En ese paraíso prometido es dogma de fe comunista que no puede haber crímenes de ninguna clase. En el cielo cristiano tampoco, y el paraíso marxista es la trasposición de lo trascendente a la pragmática realidad de lo existente.

En consecuencia y mientras no llegue ese paraíso todo lo malo que ocurre en el mundo es consecuencia de la injusta sociedad en la que vivimos. Por eso las penas de prisión son tan suaves para los criminales. En el fondo los conocedores, únicamente comunistas y eruditos progresistas, de tan alto contenido teológico revestido de intelectualidad, saben que los asesinos en realidad no son los culpables, son solo víctimas de esta injusta sociedad que se proponen destruir y como en el proceso destructor, que requiere su tiempo, se han ido haciendo con el poder judicial, político y comunicacional lo que hacen es convertir las prisiones en hoteles bastante cómodos con asistencia de psicólogos que puedan iluminar a los penados para que una vez conozcan la realidad de su condición, es decir, que son víctimas de una ilícita sociedad y no asesinos repugnantes, se reintegren tras unos pocos años de privación de libertad a la insoportable sociedad que es la que les condena.