En los atentados de Barcelona, parece que la gente siguió comprando en las tiendas abiertas de las Ramblas con total indiferencia.
Por lo que podemos leer en la prensa sigue la división entre el gobierno catalán y el de Rajoy. El presidente catalán anuncia que Barcelona seguirá siendo una ciudad de acogida y abierta a la inmigración. El proceso de independencia continúa. Se realizan los actos acostumbrados. Se ponen velas, se organizan manifestaciones silenciosas (recuerdan "el silencio de los corderos"). Asisten altas autoridades que manifiestan heroicamente no tener miedo (cientos de policías y guardaespaldas a su servicio dan fe de ello) y al finalizar el minuto de silencio aplauden. Se supone que aplauden el silencio (el silencio de los corderos, repito).
CUARTA GUERRA MUNDIAL II
Laberinto se sitúa en los años
finales de la llamada guerra fría, que en mi opinión es la tercera guerra
mundial. En la Unión Soviética el líder supremo (secretario general del PCUS) es
Gorbachov y el ejército rojo virtualmente ha perdido la guerra en Afganistán. Gorbachov
es joven, inteligente, realista y por encima de todo comunista. Se da cuenta de
que la URSS está atrasada en tecnología y de que el sistema no es capaz de
responder a la supremacía económica, tecnológica y militar del bloque
occidental. Comienza a hacer reformas a través de dos políticas que denomina glasnost (un intento de liberalizar el
sistema político) y la llamada perestroika
(que tenía como objetivo modernizar la economía soviética). Los líderes
tradicionales de la URSS desconfían de que por ese camino pueda alcanzarse el
éxito que el Secretario del PCUS persigue.
Feodorov es el jefe del KGB y
sabe cuál es el auténtico problema de la URSS. Aunque de cara a occidente
aparece como una unión de repúblicas comunistas, en realidad es el imperio ruso de los zares, ahora bajo
hegemonía del Partido. El PCUS tiene bajo su dominio a varias naciones del
entorno como tradicionalmente han sometido los imperios a los reinos, estados o
países menos poderosos. Lo que mantiene unido el imperio es el KGB y también la
amenaza más lejana del hasta ese momento invencible ejército rojo. Pero el
ejército está siendo derrotado en Afganistán y el mensaje se está trasladando a
las repúblicas islámicas vecinas. Véase en el siguiente enlace la composición y
la extensión de las repúblicas islámicas teóricamente pertenecientes a la URSS.
Feodorov como buen analista simplifica la complicadísima situación a que la
URSS se enfrenta reduciendo el problema a dos o tres variables manejables. Lo
que Feodorov llama el bajo vientre de Rusia y a lo que se refiere como la
permanente conjunción disyuntiva a que se ha enfrentado históricamente
(Rusia es uno de los países europeos invadidos a lo largo de la historia por los
musulmanes, junto con España y Grecia). O Rusia domina y somete a estos países
o son estos países los que acabarán invadiendo Rusia.
La segunda parte de la novela nos
sitúa en “un lugar próximo a Asjabad, república de Turkemistán, URSS”.
El ingeniero bieloruso Vladimir
Sorubnov lleva en Asjabad doce años obedeciendo a un plan que pretende
trasladar gente de las repúblicas europeas soviéticas a las islámicas para
implantar entre la población asiática y musulmana ciudadanos del Oeste europeo
más cualificados, más laboriosos y más leales. Sorubnov no puede sufrir a los
musulmanes turkomanos entre los que le han colocado. Le parecen amenazadores y
peligrosos. Hablan su propia lengua en vez del ruso. Tienen aspecto diferente,
piensan de manera diferente y todo lo hacen de forma diferente. Muestran además
abierta hostilidad a los rusos europeos. Ahora Sorubnov viaja por una carretera
solitaria, un hombre le pide ayuda para apartar un árbol caído al borde de la
carretera. Se baja del vehículo confiadamente y en un momento alguien le ataca
por la espalda, le cercena el cuello y le corta el órgano sexual para metérselo
en la boca. Es lo que en Afganistán hacen los mujaidines a los soldados
heridos del ejército rojo.
Los asesinos de Sorubnov
pertenecen a una de las sociedades secretas más antiguas y disciplinadas del
mundo, los qadiri tariga, una de las
tres hermandades de los sufíes islámicos. Los gestos rituales que realizan
entre ellos tienen su origen siete siglos y medio atrás, en el Bagdag de los
califas, en la edad de oro de las conquistas del Islam. Son murids, discípulos admitidos
recientemente en la hermandad. El maestro al que deben obediencia absoluta es
el murshid. Esta hermandad siempre se ha
opuesto a las conquistas rusas, fueran de los zares o de los comunistas. El
maestro comenta con los discípulos: «la elección de Sorubnov como víctima ha
sido al azar, la muerte de ese hombre sembrará el temor en el corazón de diez
mil rusos. La muerte del siguiente les hará empezar a pensar en la forma de
marcharse de aquí y volver a Leningrado o Moscú. Así es como nuestros hermanos
de Argelia combatían a los franceses. Así es como, en África el Mau Mau
aterrorizaba a los solitarios granjeros ingleses.
—Ellos devolverán el golpe—
advierte uno de los discípulos.
—Bien —contesta el maestro—. Eso
es lo que queremos. Que nos envíen tanques y la policía militar. Atacarán
brutalmente a la población y, por cada víctima, tendremos cien nuevos
combatientes. Así es como se luchó contra los colonialistas en Indonesia, en
África, en Oriente Medio. Estos comunistas rusos son los últimos colonialistas,
y también caerán».
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