El
combate se celebró al fin. Mcgregor no fue tan inferior como se
preveía, al menos eso pareció al comienzo. En los primeros asaltos
Maywather se limitó a capear el temporal. Según los entendidos es
su forma de boxear. Primero estudia al contrario y luego
paulatinamente va pasando al ataque. Un ataque sostenido, incansable,
preciso. Conforme trascurrían los asaltos, Mcgregor fue perdiendo
fuelle y Maywather creciéndose ante un rival muy inferior.
En
el noveno asalto el irlandés estaba acabado, se sostuvo en pie
gracias a su formidable preparación física, a su juventud y a su
contrastada fanfarronería que probablemente le impelía
inconscientemente a la levitación.
El
décimo comenzó como acabó el noveno, el árbitro le salvó de un
“ko” demoledor. Eso le permitió volver a darle a la lengua con
el argumento de que el campeón no había podido enviarle a la lona.
Cuarenta
años contra veintinueve. Además dos años de inactividad en el
boxeo de alto nivel. Ahí estuvo la clave de la aparente resistencia
del luchador. Cualquier otro boxeador de la élite en activo, habría
acabado con Mcgegor en un par de asaltos. El combate se celebró por
dinero. Maywather se llevó cien millones de dólares y Mcgregor
treinta.
En
algún digital leí que Floyd estaba dilapidando la fortuna ganada en
el boxeo a la increíble velocidad de setenta y cinco millones de
dólares por año. La verborrea de Conor le puso en bandeja un dinero
que al ritmo en que lo gasta tampoco le va a durar demasiado.
Parece
que el negocio en el que ha pensado el ganador para invertir su
todavía cuantiosa fortuna es el de un local de “streptease”, en
el que piensa conciliar placer, juerga continua y negocio rentable.
Así,
a primera vista, parece una mala combinación para alguien cuyos
únicos cálculos se han referido siempre a cuestiones concretas de
dar mucho y recibir poco.
Sobre
Conor no hay mucho que decir. Comparar la disciplina MMA con el boxeo
serio es un desatino que le ha llevado a perder algo más que un
combate. De momento ha quedado apartado de la UFC durante un par de
meses. Los “nokauts” son peligrosos y los servicios médicos que
vigilan estos deportes de contacto se lo toman muy en serio. Las
consecuencias de los golpes que ha recibido se verán en el futuro.
Habría
sido terrible una victoria de Mcgregor. Solo pensar el incremento de
autoestima que se hubiera producido en la “psique” de este hombre
produce escalofríos.
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