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miércoles, 13 de septiembre de 2017

¿QUIÉN SOY Y QUÉ HAGO AQUÍ?

Lluvia mortal
Viajeros del tren nocturno














¿QUIÉN SOY Y QUÉ HAGO AQUÍ?

Una de las ventajas de tener un blog como este en el que escribo es que nadie lo lee. Así la serie de “posts” en los que intentaba entender y explicar la actual situación bélica, de auténtica cuarta guerra mundial que estamos viviendo, a través de lo escrito, anticipado más bien, en una novela de ficción como Laberinto, quedó interrumpida ante el famoso combate entre Mcgregor y Maywather que, como aficionado al boxeo, me pareció que merecía alguna atención por mi parte. Por cierto que los vaticinios y el juicio posterior que hice acerca de este extraño acontecimiento deportivo coincidieron, ambos, con lo que antes y después expresó el grandísimo campeón mexicano Julio César Chávez, de lo que me congratulo.

Luego me asaltó la idea de escribir acerca del futuro que nos aguarda sin la región catalana que está ya, es casi seguro, en vísperas de proclamar la independencia, cosa que es posible que ocurra incluso antes de la celebración del próximo referéndum, visto que nuestra clase política que tiene alguna representación parlamentaria, o bien apoya directamente el proceso  (Podemos, IU) o sea, el comunismo patrio, o bien no lo desautoriza totalmente, sino que calcula día a día el posible devenir de los acontecimientos, PSOE, para pronunciarse matizadamente en uno u otro sentido según conviene,  o bien el resto que queda, es decir  PP y Ciudadanos,que se ve que no quieren, o no pueden, o no se atreven, vete a saber, hacer otra cosa que no sea acudir al tan deteriorado por desprestigiado y poco eficaz, “poder judicial”.

Por tanto, como hice en su momento mojándome acerca del resultado del combate de boxeo, auguro que la independencia catalana se proclamará entre el 11 de septiembre y el 18 del mes corriente, sin esperar a que se celebre ningún referéndum. Pero como este es tema cansino y sin remedio lo dejaremos correr y ocuparemos el intervalo en discurrir acerca de otras cuestiones, quizá más importantes, también menos prácticas y provechosas, pero que nos ayudarán a ocupar nuestros cada vez más depresivos procesos mentales ante lo que se nos viene encima, en pensamientos, sino más agradables, al menos capaces de proporcionarnos  distracción y huida de la cada vez más amenazante realidad que nos abruma.



Como luego hablaremos  de evolución, podemos ver a continuación un ejemplo gráfico de evolución, en este caso, política.



NODO ACTUAL Y NODO FRANQUISTA. LO QUE VA DE AYER A HOY







Pueden ver este vídeo del antiguo NODO que proyectaban los cines españoles antes de la película.




Y así recuerdo que ayer, día 10 del corriente septiembre de 2017, el programa “Cuarto Milenio” abordó una cuestión que recientemente ha ocupado importantes espacios en periódicos de papel y digitales. Se trata de la noticia de que eminentes científicos habían  conseguido corregir la defectuosa información genética en embriones humanos de la misma forma que en la película “Jurassic Park” mostraba la animación al principio de la misma. En la animación se conseguía recomponer partes de la secuencia de ADN de los dinosaurios con ADN de anfibio, o sea, ranas o sapos, como se quiera, mediante un sistema similar al de estos científicos en sus tejemanejes con embriones, cortar y pegar.
El trabajo se publicó en “Nature” que es la revista que certifica la validez del procedimiento. “Nature” parece ser el equivalente científico a la guía Michelín en cuanto a la calidad de los restaurantes de postín. Pueden leer una referencia a esta historia en el siguiente enlace.


Como tiene por costumbre Iker Jiménez, abordaba la cuestión en forma de debate entre dos colaboradores que mantienen opiniones enfrentadas, siempre respetuosas como debe ser, acerca de esta y otras parecidas cuestiones. La postura científica y por tanto favorable a éste y otros experimentos similares la representa José Manuel Nieves, periodista científico y la contraria que podríamos denominar paranormal o proclive a la existencia de misterios no desvelados y que posiblemente no se desvelen nunca porque entonces se acabaría “Cuarto Milenio” la sostenía el profesor Enrique de Vicente.

En principio no se habló creo yo, no seguí todo el programa, del aspecto moral o religioso que se esconde tras estos experimentos. Me explico. Un embrión es un ser humano en potencia, es el resultado de la unión irreversible de un espermatozoide y un óvulo. Digo irreversible porque una vez que se produce esta unión, fecundación, se pone en marcha el proceso automático que dará lugar a la aparición sobre este planeta de un ser humano. O sea, uno de los nuestros, en caso de que los cigotos procedan del macho y de la hembra de la especie humana. Para los creyentes el embrión es sagrado, pertenece a Dios y no debe ser eliminado, matado, pues esté en la fase de desarrollo en que se encuentre, el embrión posee toda la información y toda la fuerza vital que dará lugar a la criatura cuyo único dueño es Dios creador.

¿Cuántos embriones se generaron y utilizaron para los experimentos que permitieron el éxito de los investigadores? Desde un punto de vista religioso. ¿A cuántas personas tuvieron que matar para conseguir vislumbrar el supuesto camino que permitirá la curación ¿?, de enfermedades raras?

Otra pregunta. ¿Es lícito, es moral, es religiosamente aceptable, generar embriones de forma no natural para los experimentos científicos?

Pero dejemos el tema religioso que parece no preocupa demasiado a la población en general y desde luego no preocupa en absoluto a la comunidad científica, no sin advertir, que en el supuesto de que ese Dios creador exista podría sentirse bastante molesto con estas actividades de unas criaturas suyas, sobre otras también suyas. Después de todo ¿quién tiene o a quién pertenece el “copyright” del programa genético que convierte dos células en miles de millones de células especializadas que se integran y combinan sir error para dar lugar a animales y entre éstos al ser humano? ¿Podríamos nosotros, acaso, enredar en el sistema operativo Windows sin esperar consecuencias jurídicas, denuncias por parte del sumo hacedor de tal programa, señor Bill Gates?

En todo caso el señor Nieves argumentaba la necesidad de estos experimentos en virtud de lo que ya se ha constituido en una verdad casi tan dogmática como las cuestiones de fe en temas religiosos. La ciencia tiene que avanzar y si puede hacerlo debe hacerlo. Y más vale, insistía  Nieves que se haga bajo estricto control y por parte de científicos de alto nivel, y no que se prohíban este tipo de investigaciones, pues en ese caso, científicos de medio pelo al servicio de personajes poco presentables (dictadores, etc.) podrían avanzar en estas cuestiones por delante de los llamados países civilizados que son, se supone,  países responsables.

Aquí un inciso extraído también de la película “Jurassic Park”, cuando el matemático Ian Malcolm cuestiona la recuperación biológica de especies desaparecidas exponiendo una verdad evidente. “Los científicos que han recuperado especimenes extintos no se preguntaron en su momento si debían hacerlo. Lo único que les importaba es si podían hacerlo”.

Ahora bien: cuestionaba Enrique de Vicente. ¿Todo avance científico es positivo? Aquí nos viene a la mente de inmediato la cuestión nuclear. Nieves exponía el recurrente argumento  que justifica siempre el avance científico: los adelantos tecnológicos pueden resultar positivos o negativos en función del uso que se haga de ellos. Así la energía nuclear permite el tratamiento de enfermedades antes incurables, pero también la construcción de bombas atómicas. En todo caso el científico, ciego y absorto en su trabajo, no tiene responsabilidad alguna en el uso que se haga de los conocimientos por él adquiridos y luego explicados al resto de la comunidad humana.

Enrique de Vicente cuestionaba estas manipulaciones en los embriones hablando de lo que ya es un hecho en muchos casos. Se trata simple y llanamente de “eugenesia”, selección de razas, selección de individuos, lo mismo que hacían los nazis solo que como ahora se hace a nivel embrionario y en muchos casos mediante abortos. No viendo la forma física de la víctima nadie se siente aludido. Por ejemplo, se sabe que el régimen nazi eliminaba sistemáticamente personas con síndrome de Down y otras con diferentes deficiencias para mejorar la raza y he leído recientemente que en un país europeo ya no nace ni un solo niño con síndrome de Down simplemente porque se detecta esa condición mediante amniocentesis y se procede a la inmediata eliminación del individuo en cuestión. ¿Cuál es la diferencia entre los nazis de entonces y los médicos, científicos, responsables actuales  que proceden a, no nos engañemos, matar el feto?

Y ante estas evidencias, Nieves decía que la selección de individuos se hace desde hace mucho tiempo. Así solo algunos privilegiados pueden estudiar en las prestigiosas universidades inglesas, mientras que otros, él mismo, había tenido que hacerlo en el sistema español.

 Los titulados de  Cambrige u Oxford obtendrían con seguridad mejores trabajos y se situarían en capas sociales privilegiadas por haber accedido a esos especiales lugares de estudio, es decir que habrían sido seleccionados por su condición social o económica, como, no lo negaba y por tanto lo admitía, en el futuro muchas personas serían seleccionadas no ya por su lugar y familia de nacimiento, sino por procedimientos científicos aplicados desde el mismo momento de la fecundación, casi con seguridad, fecundación “in vitro” y gestación posterior, y esto lo aventuraba Aldus Huxley en su novela, en contenedores estandarizados de líquido amniótico. En todo caso, sería similar a lo que ahora estaba aconteciendo por medio de la selección familiar, social o económica.

Y todo ello aderezado con la expresión despectiva con que Nieves gesticulaba ante los argumentos del señor de Vicente. Muy común esta displicencia cuando los científicos, los actuales sacerdotes guardianes de la verdad indiscutible, se dirigen a los pobres “discapacitados mentales” que osan poner en cuestión el dictamen de los que todo lo saben y si no, solo necesitan tiempo para responder a lo que hoy es un enigma.

Tiempo, mucho tiempo. Y casi al final, sin tiempo para continuar la discusión, de Vicente dejó caer eso que yo he llamado anteriormente el “copyright” de Dios. Pero de Vicente no es católico, sus creencias son de otro tenor, no por ello menos respetables y tampoco menos científicas, porque como digo, aludió al final a eso que hace sonreír a Nieves y compañía científica y que llamó la teoría del diseño inteligente.

Fue probablemente en la época del presidente Reagan, convencido creyente cristiano, cuando el mundo científico vio que corría peligro su posición de detentadores únicos de la verdad ante la acometida de algunos estados norteamericanos que propusieron para sus planes de estudio, no solo la explicación de la teoría de la evolución, sino también y al mismo tiempo de la llamada teoría del diseño inteligente. En España los telediarios zanjaron la cuestión en un par de minutos explicando que los políticos que proponían semejante cosa no eran sino unos ultraconservadores cavernarios opuestos al progreso científico. Asunto concluido. Pero no es tan sencillo y merece que dediquemos unas líneas a explicar lo que subyace en una y otra teoría.

Comenzaremos por la teoría de la evolución, o sea el cambio sostenido a través del tiempo que da lugar a pequeñas metamorfosis en las especies vivas, de forma que sobreviven las mejor adaptadas y van perdiéndose las variantes de una misma especie menos eficientes. Algo así. Evolución es pues, cambio. El hombre procede del mono se decía en los años sesenta, cuando estas ideas comenzaron a hacerse populares en España. El hombre sería una variante más evolucionada de antiguos homínidos de aspecto simiesco que fueron perdiéndose en el tiempo. Neandertal sería el más conocido de nuestros parientes ya desaparecidos por ser menos evolucionado que nosotros.

Pero ¿qué es lo que tiene de importante, de sugerente esta teoría?, ¿qué es lo que la hace tan querida por el estamento científico y también por los sistemas filosóficos modernos? Pues simplemente que por medio de ella podemos prescindir de Dios creador. El origen del universo entero, de la vida misma es solo…casualidad.

Stephen Hawking decía no hace mucho que, con todo el respeto para los creyentes, él podía explicar el origen de la materia partiendo de la nada. Abstruso, pero probablemente, si lo ha dicho, pueda hacerlo. En todo caso, la teoría de la evolución que deja al creador fuera de la ecuación necesaria para nuestra existencia requiere algo cercano a dos infinidades. Casi una infinidad de tiempo y casi una infinidad de espacio o de espacios. Y para explicar esta necesidad es interesante entender lo que significa la teoría del diseño inteligente. Confrontar ambas teorías.

Ejemplo. Un partidario de la teoría de la evolución y un partidario de la teoría del diseño inteligente caminan por el desierto y sin más referencias históricas tropiezan con las tres pirámides más conocidas de Egipto. El evolucionista dirá que esas construcciones son el resultado casual de millones de años de interacciones entre las partículas de arena movidas por el viento, cristalizadas por épocas de glaciaciones de miles de años y calcinadas por miles de años de temperaturas extremas provocadas por los millones de cambios climáticos ocurridos en un tiempo indeterminado, el que sea necesario, para que las casualidades den lugar a semejantes pirámides. El partidario del diseño inteligente, sin embargo, hará previamente algunos cálculos matemáticos centrados en la teoría de las probabilidades y llegará a la conclusión de que el tiempo y las casualidades concurrentes necesarias para que aparezcan las pirámides son imposibles por lo que deben haber sido diseñadas, construidas por seres inteligentes.

Y cuando observamos la vida sobre el planeta Tierra, el código de ADN implícito en todas y cada una de las células vivas y el perfecto desarrollo de un ser humano, por ejemplo, a que da lugar ese mismo código inscrito en la célula primigenia, el óvulo fecundado, por medio de una diferenciación programada, inteligente por tanto, entre la funcionalidad de unas células y otras, del corazón, neuronas, musculares etc. no podemos dejar de pensar que semejante inteligencia inserta en cualquier organismo vivo no puede ser casual.

Porque veamos; según los evolucionistas, al principio estaba el planeta surgido de alguna explosión cósmica que casualmente termina  orbitando alrededor del Sol. En algún lago de ese planeta muerto se formó casualmente una sopa química flotante que contenía los compuestos necesarios, imprescindibles para la vida. Y por alguna otra  casualidad, la caída fortuita de un rayo sobre esa sopa primigenia, se produce una reacción química  que da lugar a la primera célula viva y... ya está, comienza la evolución. De esa célula o conjunto de células similares proviene toda la cadena de vida en el planeta y provenimos nosotros mismos. A la pregunta de quién o qué somos podemos ya responder de inmediato, somos compuestos bioquímicos casuales. Somos un accidente evolutivo que toma esta forma humana y cuya inteligencia nos lleva al cabo de varios milenios de especulaciones teológicas y filosóficas a la conclusión de que, siendo una combinación casual de compuestos bioquímicos, nos asemejamos a una piedra expulsada por un volcán y no diferimos de ella esencialmente. Es decir, no somos nada, no existimos, nuestra conciencia de nosotros mismos puede ser simplemente resultado de otra casual combinación de neuronas en el cerebro que se ha mostrado a lo largo del tiempo singularmente eficaz para afianzar el dominio de nuestra especie sobre el planeta. Tendencia, ésta de dominio, también ciega y surgida casualmente a lo largo de la evolución como mecanismo de adaptación de los seres  que sobreviven, triunfadores, sobre los que sucumben, perdedores. Muchas casualidades. Y otra vez topamos de nuevo con la necesidad de tiempo. El partidario del diseño vuelve a hacer los cálculos matemáticos y… no da, es imposible. Entonces el evolucionista da una cifra. Cinco mil millones de años de existencia del planeta Tierra. Como si dice veinte mil, o treinta mil. La cifra solo pretende ser lo suficientemente abrumadora para que nadie se pregunte si es cierta o inventada.

Y luego surge el problema del espacio. Porque entre las casualidades que dan lugar a la vida está la exacta distancia de la Tierra al Sol que permite el margen de calor y frío que la hace posible. Otra feliz casualidad, tan improbable o más que alguien acierte los siete números de la primitiva y entonces… los científicos expanden el espacio, en teoría, por supuesto. Llegan a la conclusión de que existen los universos necesarios para que en uno de ellos se den todas estas casualidades a la vez. Universos infinitos, o multiversos y ya está todo explicado. El creador no hace falta.

Pero entonces surge esa advertencia final del señor de Vicente. Cuidado. Puede que el Creador sea, después de todo, bueno, capaz de enviar a su propio hijo a cargar con culpas ajenas y padecer por ello. Los cristianos, católicos, decimos entonces que el Dios en que creemos es infinitamente bondadoso con lo que los evolucionistas ven, en sentido figurado, el cielo abierto. Si Dios existe y nos hemos portado mal con estas cosas de la energía nuclear, avances en biología y demás, como es infinitamente bondadoso nos perdonará. Además es casi seguro que no exista con lo que siendo nosotros también inexistentes, cuando muramos simplemente el ordenador se apagará, como dijo Hawking. En todo caso no vamos a preocuparnos. Ahora bien, existe otra posibilidad y es la que plantea la película de Ridley Scott “Prometheus”. Los ingenieros malvados.

A estas alturas creo que más o menos podemos entender la diferencia entre unos y otros y sobre todo la petulancia científica. Esa arrogancia que les hace prometer la vida eterna y la eliminación de todas las enfermedades, solo que… necesitan tiempo, y fondos, financiación. Para qué. Pues para curar a los pobres niños enfermos, dijo finalmente el señor Nieves. ¿Alguien se imagina a un laboratorio farmacéutico o a un gobierno de cualquier país preocupado por los niños enfermos? Chantaje emocional. Concluyó de Vicente.
Si pueden ver el programa en youtube o en alguna otra plataforma, háganlo, es interesante.









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