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miércoles, 8 de noviembre de 2017

CUESTIÓN DE SEXO

Lluvia mortal
Viajeros del tren nocturno
















CUESTIÓN DE SEXO.

“Se ha levantado el secreto bancario”. Algo así se dijo cuando la administración pública consiguió eliminar todos los obstáculos que le impedían saber cuánto dinero y cómo lo tenía invertido cada uno de sus súbditos que en adelante perdieron la condición de ciudadanos para pasar a ser presuntos…defraudadores.

Otro secreto, en este caso a voces, ha acabado por saberse. En el mundo del cine, el de la creación artística o el de la mentira sistemática, según se quiera, impera la dictadura del sexo. Si quieres un papel: “Agáchate maldito”.

El gran destapador ha resultado ser el hijo de Woody Allen, Ronan Farrow. El enigmático Woody ha sido involuntario  protagonista  de la reciente gran superproducción que podría titularse “Con él llegó el escándalo”. Woody tenía un trato complicado con Mia Farrow. Según se cuenta vivía separado de esta mujer y la relación se reducía a las llamadas telefónicas que Mia le hacía para consultar y poner en su conocimiento los graves problemas a que se enfrentaba como consecuencia de una adicción como otra cualquiera. Era adicta a adoptar niños. Quería como tantas otras almas caritativas salvar el mundo. Envió a Soon Yi para que Woody la ayudara respecto a algunos problemas personales que la chica arrastraba como consecuencia de una niñez traumática, (contrariamente a lo que se supone Soon no era hija adoptiva de Woody), y entre una charla de diván del “genial” director y otra surgió el flechazo. A Woody le gustan  jóvenes, eso no quiere decir que sea pederasta. A muchos hombres les gustan jóvenes. A muchas jóvenes les da por emparejar con hombres mayores. A los hombres en general les atraen las mujeres. Es inevitable condición masculina.

Mia encontró fotos de Soon Yi desnuda que, intuyó de inmediato, había hecho Woody. Montó en cólera y acabó denunciándole por conducta inapropiada con otra de las hijas del matrimonio, Dylan. El asunto llegó hasta algún juzgado, aunque parece que el juez no admitió la demanda. Woody acabó casándose con Soon Yi y Mia volvió a la vida de madre abnegada de sus muchos hijos rumiando alguna terrible venganza sobre el pobre Woody.  Ronan,  influido por su madre (la mano que mece la cuna es la mano que domina el mundo) ha metabolizado un profundo sentimiento de odio hacia el padre biológico que por procesos de sublimación freudiana ha acabado estrellando contra otros destacados hombres del cine. (Si bien Mia, quizá por despecho, ha afirmado que Ronan es hijo de Frank Sinatra. La verdad es que según el ángulo en que aparezca en las fotos el parecido es notable).




Como en la famosa escena de “Casablanca” cuando el policía francés cierra el local de Rick y le dice que lo hace porque se ha enterado de un terrible escándalo: “en este local se juega”, justo en el momento en que un camarero le entrega las ganancias de la ruleta. Podríamos decir aquí imitando la cara de pasmo del policía: “¡qué escándalo!, en el mundo del cine hay sexo”.

Muchas actrices son forzadas a acostarse con los productores, directores, todos ellos hombres poderosos. Ahora bien, el término “violadas”, ¿es correcto? Véase aquí el testimonio de Merryl Streep.
  

Conducta vergonzosa, desde luego, merecedora además de una sonora bofetada. Pero es que en el colorido universo de la industria cinematográfica, directores, productores, actores y también muchas actrices se han visto elevados a la condición de seres superiores. Auténticos dioses modernos, supermanes para los que no existen límites.

Ahora bien, USA es un país serio con estas cosas. Ha habido casos. Una denuncia de una camarera de hotel  llevó a Dominique Strauss Kahn de las alturas de la élite del FMI al desastre absoluto. Otra denuncia similar acabó con Mike Tyson entre rejas por unos años; a partir de ese momento acabó su carrera. Sobre Roman Polanski pesa una orden de detención por un antiguo episodio de violación. De momento Europa, la hipócrita Europa ha evitado su extradición ¿Por qué actrices famosas han callado hasta este preciso momento y ahora se lanzan todas en tromba a denunciar acosos y violaciones?

Si en su momento lo hubieran hecho más de uno de estos acosadores habría acabado ante un juez o una jueza, esta última se supone más sensibilizada con estas cuestiones. En todo caso los jueces se habrían limitado a aplicar la ley norteamericana.

El precio a pagar por la denuncia era renunciar a una prometedora carrera. Lo que ocurre es que el cine, el séptimo arte, es la gran actividad sagrada que no admite crítica y parece estar por encima del bien y del mal. Actores y actrices tienen bula para pontificar sobre lo divino y lo humano. Alec Baldwin arremete contra Trump, se burla de él, Merryl Streep también. Todo el electorado norteamericano se ha equivocado. Ellos y ellas, (cuya actividad profesional es mentir, adoptar personalidades ficticias, crear historias falsas) por el contrario, están en la verdad, tienen el poder.

Una violación es extremadamente violenta y traumática. Estas actrices que ahora denuncian al famoso productor de Miramax, no parecen, al menos las más famosas y a primera vista, traumatizadas. Más bien se deduce que el productor en cuestión hace una oferta que no se puede rechazar: “o te acuestas conmigo, o no hay papel”.  Asqueroso y desagradable, pero…y ellas se acuestan. Y las que no lo hacen e intentan recabar solidaridad de compañeros y compañeras se encuentran, se encontraron con un muro de infranqueable silencio.

.Ahora son legión las actrices que denuncian haber sido acosadas. También se descorre el velo del abuso homosexual.

Kevin Spacey ha sido acusado de forzar a un joven. El actor se ha apresurado a envolverse en la conocida defensa: “soy homosexual (esta condición parece que protege mucho). Estaba bebido. Lo siento, pido perdón. Me recluyo en una clínica para tratar mi adicción sexual…”

Adicción al sexo como la que padecía Michel Douglas. Adicción que hace presa en muchos hombres del mundo del celuloide. Y es que cine, poder, dinero y sexo son casi sinónimos. Y el cine más reputado y vanguardista es sexo y violencia. Que se lo digan a Tarantino. ¿Obligó a Salma Hayek a bailar desnuda la danza de la culebra?

¿Se siente feliz una mujer completamente desnuda delante de una jauría de babosos chimpancés salidos?, ¿o lo hace porque lo exige el guión?, o sea, por la pasta. ¿Violaron Marlon Brando y Bertolucci a María Schneider en la famosa escena del “Último tango en París”?, pues parece que sí, pero Bertolucci lo justifica: “No quería que fingiese la humillación, quería que la sintiese”.



Es que en el cine todo está justificado. El guión lo exige, tal como ocurre en “House of cards”.

AQUÍ




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