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martes, 31 de octubre de 2017

CUARTA GUERRA MUNDIAL V

Lluvia mortal
Viajeros del tren nocturno















                                                       CUARTA GUERRA MUNDIAL V



La verdad es que llegados a este momento es difícil saber a qué atenerse. ¿Por qué ha huido Puigdemont? ¿Por qué no lo ha hecho Junqueras? ¿Qué está pasando en realidad? ¿Puede haber algún acuerdo entre Rajoy y Junqueras vía Soraya para que todo parezca que cambia y al final todo siga igual? ¿Tal vez esas manifestaciones masivas a favor de la unidad nacional hayan despertado algún temor ignoto, algún monstruo dormido con el que nadie contaba? ¿Es posible que después de décadas en que la palabra España estaba proscrita incluso en la administración central, la independencia catalana haya puesto de manifiesto que a pesar de todo, España sigue existiendo?

Preguntas y más preguntas que de momento no tienen respuesta. No insistiremos en más adivinanzas hasta que veamos con claridad qué es exactamente lo que está pasando si es que realmente hay algo comprensible en todo este extrañísimo proceso; más allá de lo que se dice acerca de la repetición de hechos históricos. La historia se repite, pero la segunda vez en forma de esperpento.

Habíamos quedado en que en realidad estábamos desde el final de la segunda guerra mundial y sin solución de continuidad, inmersos en la tercera. Llegamos a la conclusión de que la tercera guerra mundial se libró en frentes distintos a los habituales y en que, en general, la guerra la hicieron terceros países o grupos interpuestos que luchaban a favor de intereses de los Estados Unidos por un lado y de la Unión Soviética por otro.

También supusimos que quizá la clave de todo este proceso pudiera contenerse, no en datos y noticias contrastadas, sino en alguna que otra novela de supuesta ficción escrita por autores cuyas fuentes de información procedían de servicios secretos con los que tenían relación. Seguimos pues “Laberinto”, la famosa novela de Larry Collins que en alguna ocasión dijo algo extraordinariamente sugerente. Más o menos vino a explicar que cuando se acercaba a gente situada en los altos escalafones jerárquicos de la CIA o del FBI podían abordarse las preguntas de dos formas. Si los entrevistaba como periodista, en cuanto tocaba determinadas cuestiones controvertidas, tales como la posibilidad del control mental a distancia, se cerraban en banda de inmediato y daban por concluido el encuentro. Ahora bien, si lo hacía como autor de ficción que solo quería escribir una novela se avenían sin ningún problema a contestar todas sus preguntas.

Y también habíamos llegado en la novela al momento en que Feodorov es está al frente jefe del KGB en el período en que Gorbachov es el secretario general del PCUS; a los efectos oportunos, el máximo dirigente de la URSS.

Feodorov concluye junto con los jefes del KGB en las repúblicas islámicas soviéticas que el peligro para Rusia no son tanto los Estados Unidos como estas repúblicas en las que el islamismo radical se ha extendido sin poder ser controlado. Hasta tal punto que  amenaza la existencia de la propia URSS y constituye un gravísimo problema para la federación rusa.

 Feodorov pone en marcha una estratagema que deberá llevar a los Estados Unidos a intervenir militarmente, concretamente en la novela se refiere a Irán, haciendo que el presidente americano lance una bomba nuclear sobre el país de los “ayatolas”. Esto, según los jefes del KGB, dará lugar a que las repúblicas islámicas soviéticas se solidaricen con el país persa como nunca lo harían con otros países árabes y se lancen contra los Estados Unidos olvidándose de la guerra santa contra Rusia. 

No debemos olvidar que en el momento en que Collins sitúa la novela la caída de la Unión Soviética se consideraba por parte de los más acreditados analistas occidentales como algo impensable. No se contemplaba semejante posibilidad, lo que da a “Laberinto” el gran mérito de haber puesto de manifiesto la auténtica realidad de la URSS, un gigante con pies de barro que era en realidad el mismo y secular imperio de los zares.

Según Feodorov o Rusia dominaba a las repúblicas islámicas que formaban el bajo vientre del imperio soviético o el Islam volvería a invadir y dominar Rusia como ya había ocurrido en el pasado.

Curiosamente, en el año 2001 se cumplieron las expectativas de Collins. Los  atentados de las torres gemelas acabaron llevando a los USA  a una intervención masiva en Afganistán con lo que el problema que suponía este país para Rusia pasó a convertirse en cuestión de los Estados Unidos, validando así la teoría de Feodorov (personaje de ficción, no lo olvidemos) y a continuación, interviniendo en Iraq, aquí por motivos menos claros quizá relacionados con el petrodólar y el intercambio de petróleo iraquí con moneda de la UE.

Todo esto, visto en perspectiva, ha llevado a la actual situación de caos en todo el oriente medio y en la propia Europa. Europa, que tal vez sufre el castigo de los Estados Unidos como consecuencia de ese intento de sustituir al dólar como moneda de referencia.

Sea como sea, los Estados Unidos están ahora en la situación que el ficticio jefe del KGB había imaginado como solución a los problemas a que se enfrentaba la URSS en aquellos momentos. Hay que reconocer que si bien, la Unión Soviética ya no existe, la vieja Rusia de los zares ha renacido y recuperado el antiguo poder militar y político de la mano de Vladimir Putin. Mucho de este renacimiento ruso tiene que ver con un Afganistán más o menos controlado por los americanos, inmenso favor que han hecho a la Rusia agobiada por la terrible derrota que sufrió en aquel país.

Y llegados a este punto tenemos que convenir que la estrategia de Feodorov finalmente ha resultado un gran éxito, si bien el método que se describe en la novela difiere de los acontecimientos históricos. Al menos eso parece a primera vista. En otro post analizaremos el procedimiento que imagina Feodorov para conseguir en la ficción, lo que ya han conseguido en la realidad.



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