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lunes, 30 de marzo de 2015

PRÓXIMO RECORTE DE LAS PENSIONES


 















FIN DE LAS PENSIONES.
  

 Estos tipos que nos gobiernan, éstos que nos han arruinado, los que han vendido la industria nacional a precio de saldo, los que nos han vendido a nosotros, siguen, insisten, no dudan, lo quieren todo, todo, a costa de lo que sea, para ellos.
  
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  No son los gobiernos, marionetas bien pagadas eso sí, no son los sistemas, liberal, ultraliberal, comunista, socialista. Son las personas. Tienen nombre y apellidos. Algunos se han  forrado, otros esperan hacerlo pronto, muchos, simplemente son sermoneadores a sueldo, no demasiado tal vez, pero, después de todo, viven bien. No se manchan las manos, conducen vehículos decentes, tienen algún piso modesto a su nombre, o en alquiler. Algunos, son felices padres de familia, todos con su ego inflado, su autoestima por las nubes, vuelven una y otra vez a la carga.
  
   Ahora dicen que las pensiones son insostenibles. El recorte se acerca, es inevitable. No dan ninguna noticia, advierten al gobierno acerca de lo que tiene que hacer. No son tipos racionales que lo saben todo, como nos quieren hacer creer. Son sacerdotes del nuevo culto al beneficio sin límite. La nueva religión tiene su propia jerarquía. Cardenales, obispos, frailes predicadores y seminaristas estudiando en las escuelas de negocios.
   
  Hay que recortar las pensiones. Son insostenibles. Es su nuevo objetivo. Lo conseguirán. Dentro de muy poco.

  Obsérvese que estos panegiristas del ultraliberalismo no dicen nada del hipertrofiado Estado Autonómico, ni del insensato número de funcionarios cada vez más numerosos. ¿Por qué? Eso les podría acarrear problemas. Los políticos, los sindicatos, las asociaciones de funcionarios independientes, en cuanto se alude al innecesario gasto que los sostiene, arremeten con furia contra cualquiera que tenga semejante atrevimiento. Entonces sólo les quedan los vejetes. Viejos, viudas, pensionistas diversos, todos  muertos de miedo ante las amenazas cada vez más fuertes, cada vez más agresivas. Recorte, eutanasia. Débiles por la enfermedad incurable de los muchos años de vida, no pueden, ni encuentran quién les defienda.

   Presa fácil para los depredadores, los amos del mundo.
  
  Estos economistas periodistas, transmisores obedientes de las órdenes, de los deseos, de la más leve sugerencia de los genios a los que admiran y a los que se someten, léase por ejemplo, Warren Buffet, son los que se derriten de gusto en cuanto huelen la cercanía física de nuestros prohombres al frente de fondos de inversión, a quienes consideran los auténticos campeones del nuevo orden mundial. 
  
  Campeones que manejan la economía contable, la de las velitas y los diagramas. Son jugadores de casino, lo dice Gordon Gekko en Wall Street, «nosotros no queremos hacernos ricos. Queremos ganar a quién se nos enfrenta». Es un juego de ventajistas, de trileros. Los que piden el recorte de las pensiones ahora, son sus monaguillos, sus panegiristas. Miserables mercenarios al servicio de la mentira, la especulación, el robo, la destrucción asegurada de vidas y haciendas. No tienen conciencia, ni límite, son lobos con piel de cordero, muchos no llegan ni a eso, hienas carroñeras al servicio de tigres y leones con las fauces rebosantes de sangre.
  
 Ahora, resulta que las pensiones no son sostenibles, ahora, han descubierto que el sistema es de reparto, ahora, lo que les interesa es acabar con los viejos. Antes, cuando los cotizantes eran muchísimos más que los pensionistas, el sistema no era de reparto, si lo hubiera sido, los jubilados de aquel entonces se habrían forrado. Entonces el sistema no era insostenible, simplemente los excedentes de la Seguridad Social se utilizaban en los presupuestos del Estado para lo que hiciera falta.
  
   Para qué seguir. Están ahí, sabemos quiénes son y al servicio de quién trabajan. Los periodistas a las órdenes del ultraliberalismo están bien pagados. Una vez que han vendido toda la industria nacional, una vez que nos han convertido en camareros del mundo, una vez que se han inventado la marca España, marca de risa, les queda un último servicio que prestar. Para ello, se ciscan en el sistema legal tanto como haga falta.

  Porque según estos paladines de la nueva economía, un país serio es aquél que respeta los contratos firmados, «siempre que no se refieran a contratos de trabajo y compromisos por pensiones debidas, por supuesto». Un país serio, simplemente pasa de estas minucias.

 Ya sólo les queda acabar con los viejos y los pocos derechos que han generado después de una vida de trabajo.
   
  En ello están.



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