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sábado, 18 de octubre de 2014

STEPHEN HAWKING SE CARGA A DIOS.

https://editorialamarante.es/libros/novela-negra/el-caso-ontoria



Escribí hace unos días un artículo en Canal Literatura con el título STEPHEN HAWKING acaba con Dios.

Ante todo y para que nadie se llame a engaño tengo que decir que soy católico, educado en mis primeros años de vida en un catolicismo que poco o nada tiene que ver con el actual. En aquellos años, antes del Vaticano II, la religión lo invadía todo. Uno se despertaba y de inmediato se arrodillaba para rezar las primeras oraciones del día, luego se bendecía la mesa antes del desayuno, nadie abandonaba su casa sin hacer la señal de la cruz. En la escuela el crucifijo presidía el aula, había una asignatura denominada Historia Sagrada que se refería a los pasajes más importantes y conocidos de la Biblia. Fuera de horas de clase, se enseñaba el catecismo. En definitiva todo era religión, y por supuesto religión católica. Como digo el Vaticano II comenzó a cambiarlo todo, pero yo, a pesar de que no soy un estricto observante del ritual católico, asisto poco a misa, no confieso, ni comulgo desde hace años, siempre he mantenido mi fe en Cristo, el Dios hecho hombre hace dos mil años.


En mi artículo argumentaba que la afirmación de Hawking, Dios no es necesario para explicar nuestra existencia, conllevaba de inmediato una conclusión evidente, si Dios no existe, nosotros tampoco. Según palabras de Hawking, leídas unos meses antes, ante la pregunta del periodista. << Entonces, cuando uno muere, ¿qué ocurre?>>, la respuesta fue lógica y demoledora. <<Se apaga el ordenador>>. Y a la pregunta que ha intrigado al hombre, al ser humano a lo largo de milenios. <<Qué somos? ¿Qué hacemos aquí>>. La respuesta según entiendo yo, sólo puede ser, que no somos nada, una mera ilusión, una casualidad bioquímica provocada por ese misterioso sistema tan querido por los científicos que llamamos evolución. Evolución sostenida a lo largo de miles de millones de eones. Según Hawuking, de la nada surge la materia, a través, tal vez de ese recién descubierto bosón de Higgins, que para alegría de los científicos parece haber despejado la incógnita que hacía necesaria la existencia de un creador primigenio. De la nada surgimos entonces, y sólo en el girar del tiempo, en la duración infinita del mismo, se produce la sucesión de casualidades que ha terminado por dar origen a nosotros mismos.

Pero <<Yo tengo conciencia de mí mismo. Existo, estoy, siento. >>. De nuevo, la respuesta es que todo es ilusión, nuestra conciencia es creación de nuestro propio cerebro, un fantasma que es biológicamente interesante para el combate que la teoría de la evolución requiere. Sólo los más adaptados sobreviven. Un escritor afirma en una de sus narraciones que inteligencia es la capacidad de adaptación.

En mi artículo, me refería a continuación a la fascinación que la teoría de la evolución ha tenido y tiene en el mundo científico y por lógica extensión en toda la opinión pública. En los documentales de vida animal, todo es evolución. <<El hipopótamo ha evolucionado hasta adaptarse perfectamente a la vida en su entorno>>, afirmaban en una de estas películas. Ahora bien, yo ante la imagen de un hipopótamo sólo veo un tonel con patas que debe salir del agua todas las noches y recorrer kilómetros en busca del pasto que necesita, devorar cientos de kilos de forraje a toda prisa y volver antes de que amanezca a su charca a fin de evitar que el sol destruya su piel. En el agua, no es un pez, desde luego, flota y se sumerge de forma aparatosa de vez en cuando, para caminar, no nadar, entre dos aguas. Sólo su descomunal corpachón le protege contra los depredadores. No me parece a mí, un animal adaptado, sino una animal que vive en un entorno y que a fuerza de costumbres adquiridas, y porqué no, de cierta inteligencia instintiva, supera sus evidentes carencias físicas.

Sobre la teoría evolutiva, afirmaba yo, también, que no dejaba de ver una peligrosa línea argumental, seguida por muchos científicos e intelectuales que había conducido de la primera enunciación por parte de Darwin a la siguiente derivada, es decir, a la aplicación práctica de la teoría en el ámbito de las razas humanas. Me refiero a la eugenesia. La eugenesia, significa la intervención humana en otros humanos de forma que pueda conseguirse una raza mejorada, evitando que los considerados subdesarrollados o poco aptos, por su inteligencia, por su raza o por sus carencias físicas puedan reproducirse. En su aplicación más conocida y reciente su máximo impulsor teórico es Francis Galton en 1865 que era primo de Darwin y que aprovechó entusiasmado los descubrimientos (aparentes) de su primo para aplicarlos a la mejora de la raza (blanca), por supuesto. Bien, si tomamos Wilkipedia, (la enciclopedia de los pobres), la sección referida a la eugenesia, podemos leer: <<Desde sus inicios, la eugenesia fue apoyada por figuras destacadas, incluyendo a Alejandro Graham Bell, George Bernard Shaw y Winston Churchill. La eugenesia fue disciplina académica en muchos institutos y universidades. Su veracidad científica comenzó a cuestionarse en la década de 1930, sin embargo, en esa época Ernst Rüdin empezó a incorporar la retórica eugenésica a las políticas raciales de la Alemania nazi. Durante el período de posguerra gran parte del público, incluyendo la comunidad científica, asociaba la eugenesia con los abusos nazis, que incluyeron la “higiene racial” y la “exterminación”, sin embargo, varios gobiernos regionales y nacionales mantuvieron programas eugenésicos hasta la década de 1970>>.

Hubo un comentario crítico con mi artículo que utilizó tres argumentos para responderlo.

Primero. <<Podría dar contestación a cada uno de tus argumentos, pero sería tedioso>>. El hombre se aburre y por tanto no responde.

Segundo. <<Partes de una premisa falsa. La de que hay una ciencia atea, contraria a la religión>>. En realidad yo partía de la afirmación de Hawking, que no iba dirigida contra la religión, sino contra Dios, que es distinto y muy significativo.

Tercero. << La relación que estableces entre la teoría de la evolución y el nazismo es falsa y consecuentemente eres un intolerante>>.

Y entonces me vino a la mente aquella famosa anécdota. Una organización determinada instituye el premio Adolfo Hitler a la tolerancia. El jurado acuerda concedérselo a un destacado judío. El judío, por supuesto, se niega a recibir semejante premio y el jurado, muy ofendido le acusa de ser intolerante, porque si fuera tolerante, aceptaría todas las ideas, incluso las de Adolfo Hitler.



Bueno, dejando de lado anécdota y discusiones, esa era mi tesis principal. Si Dios no existe, todo está permitido. Sin Dios, sólo la ciencia atea tiene (eso dice) u ofrece las respuestas a nuestra evidente angustia derivada de su ausencia. Antes de su negación, uno moría e iba al cielo. Pero según Hawking, no hay cielo, no hay esperanza, no hay nada. ¿Y entonces?. Bueno, uno puede leer artículos en revistas acerca de la posibilidad de la vida prolongada. La vejez, según nuestras mentes más avanzadas, es sólo una enfermedad. La curarán, sólo necesitan tiempo.

Y ahora mismo, a la vista de la incapacidad científica para curar, detener, frenar la epidemia de ébola. ¿Qué podemos pensar? Es posible que en un futuro más o menos cercano se consiga prolongar la vida humana y vencer enfermedades que antes eran sentencias de muerte, pero lo más probable es que esa mismo naturaleza que cambia y evoluciona, produzca nuevos virus, nuevas bacterias que nos amenacen y nos pongan una y otra vez frente a nuestra débil, impotente, sufriente condición humana.

Definitivamente, yo prefiero, la antigua, pero siempre renovada promesa de Nuestro Señor. <<El que cree en Mí. Aunque haya muerto, vivirá>>.





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