Los nacionalistas catalanes están
siendo utilizados. Evidentemente el nacionalismo diferencial que ha arraigado
en País Vasco, Cataluña y Galicia es por encima de cualquier otra consideración
un sentimiento. Sentimiento de pertenencia a un grupo similar a una familia,
pero expandido hasta los límites en que el grupo deja de serlo para convertirse
en lo que en sociología se denomina grupo secundario. El grupo primario sería
el inmediatamente subsiguiente a la propia familia. El individuo encuentra en
la familia la respuesta a esos requerimientos básicos que le hacen sentirse
seguro. Por encima de todo la alimentación e inmediatamente después, el amor
(el indispensable sentimiento de ser querido), la seguridad personal. La
familia resguarda, envuelve al niño en un manto de calor humano y de protección
frente a un mundo que inevitablemente se volverá hostil.
Después de la familia está el
grupo primario, el de amigos, el de conocidos del entorno cercano que
representa la segunda instancia de protección, seguridad y aprendizaje para
enfrentarse a un mundo cada vez más
complejo. En el grupo primario el joven se siente casi como dentro de la
familia con la ventaja de que le permite abrir horizontes y perspectivas. Uno
no va a buscar novia o compañera con el padre o con la madre, a veces incluso
el hermano es molesto. El grupo de amigos es fundamental para abandonar
progresivamente la protección familiar y buscar eso que podríamos denominar la
propia realización, un acomodo para la creación de un proyecto de futuro personal. Y este futuro
pasa necesariamente por el abandono del grupo primario y la integración en el, o
los grupos secundarios. Por eso el triunfador gestor de una sociedad cualquiera
se olvida de los amigos de adolescencia que no han tenido tanta suerte.
Paradigma de estos grupos
secundarios serían las empresas para las que se trabaja, los clubs de fútbol de
los que uno se hará socio y otras instituciones que serán básicamente de
interés social y económico. Asociaciones de padres de alumnos, colegios
profesionales y demás.
El separatismo catalán y vasco se
basa en esos grupos sentimentales primarios extendidos y que confunden el
interés meramente de seguridad y protección
frente a entornos percibidos como hostiles, con el interés propio de los grupos secundarios que se
organizan en relación con el proceso de desarrollo económico y social, proceso
este último más egoísta y a la vez más racional que sentimental. En esta fase,
una vez consolidada una personalidad fuerte en el individuo, se trata de responder a las necesidades de la
propia familia olvidando los buenos momentos de la adolescencia y primera
juventud.
La pertenencia a uno de estos grupos primarios
que en su esencia deben ser poco extendidos con un número de miembros limitado
exige abandonar toda reflexión lógica.
El grupo te defenderá, te sentirás integrado y realizado siempre que no
cuestiones los intereses de grupo por muy irracionales que puedan parecer.
Si un miembro de la cuadrilla hace o comete un
delito, estará antes la defensa del grupo que la denuncia ante la ley. La ley es
secundaria, el interés de la cuadrilla de amigos es primario. El infractor debe
contar con tu lealtad por encima de cualquier otra consideración. Las normas
del grupo primario son además de carácter mítico.
«Tú catalán, o vasco, o gallego, por el mero hecho de serlo eres superior al español corriente. Desde la
infancia se te ha explicado ese mito de la superioridad y los grandes hechos históricos que la prueban.
Los almogávares eran invencibles tropas de asalto catalanas, algunos las
consideran más bien aragonesas, pero en el ideario catalán eso es secundario,
lo aragonés debe entenderse como catalán. Los vascos dominaban todo el norte de
España en épocas pretéritas, además descubrieron América siglos antes que Colón.
Todos en la España prehistórica hablaban
vasco. Un conocido montañero vasco se entendió en euskera con habitantes de una
tribu de Nepal».
Esto es indemostrable, pero para
el grupo primario extendido es suficiente.
No se trata de la verdad histórica, sino de la verdad sentimental. No hay
lógica ni razón en estas historias, pero responden a lo que los miembros del
grupo primario quieren oír. Siempre te dicen lo que te satisface. Somos los
mejores, somos diferentes y por supuesto superiores y no hay más discusión
sobre esto. El interés de pertenencia a un grupo construido sobre el andamiaje
sentimental supera cualquier argumentación por válida y demostrativa que sea.
Los ingenieros de la revolución
comunista lo saben, los economistas del
ultraliberalismo también. Los primeros, probablemente de acuerdo con los
segundos, dejaron caer a la Unión Soviética con la superior inteligencia del
jugador de ajedrez que sacrifica la pieza más valiosa. Los segundos
aprovecharon la falsa sensación de triunfo para expoliar todo el tejido
productivo occidental que pudieron y trasladarlo a países emergentes y luego cobrar las jugosas comisiones porcentuales.
Singularmente a China que puso al servicio de la ultraproducción
a millones de ciudadanos de ese país bajo condiciones de trabajo salvajes y
salarios de miseria. Los gestores de la
nueva economía se hicieron de oro y los países occidentales, casi todos, están
(estamos) endeudados hasta las cejas. Las guerras internas inducidas por estos
intereses aparentemente contrapuestos ayudan a enmascarar la auténtica
situación tanto de Cataluña como de España en su conjunto.
Los nacionalistas catalanes,
emocionalmente predispuestos a no ver otra cosa que los intereses de grupo
artificialmente inducidos, deberían pararse a pensar en una circunstancia que
por evidente es también ilustrativa. No hace mucho tiempo la bandera de los
catalanes separatistas era la “senyera”, de pronto aparece la “estelada”. Al
grupo sentimental primario se le explicarán muchas cosas acerca de la
justificación histórica de una y otra, pero la “estelada” es lo que aparenta.
Una bandera cubana catalanizada, o lo que es lo mismo una bandera
revolucionaria. Los catalanistas acérrimos, si se consigue la independencia, no
tendrán una república catalana, sino una república comunista catalana.
Por eso
Iglesias, Carmona y la gente de Podemos apoyan el independentismo catalán y no
les importa en absoluto la fuga de empresas. Para lo que quede se utilizará la
consigna venezolana ¡exprópiese!
El comunismo post soviético llegó
a la conclusión de que los estados nación son comunidades imaginadas (hay algún ensayo con este mismo título),
líneas dibujadas sobre mapas en interés de la sempiterna burguesía depredadora;
(véase en Youtube el discurso de Federico Lupi en la película Martín H). Por
eso dejaron caer a la Unión Soviética.
El imperio comunista que abarcaba medio
mundo se mostró incapaz de hacer frente a la superior tecnología occidental.
Sacrificaron la reina sobre el tablero de ajedrez sabiendo que el contrario
ofuscado por la sensación de triunfo se dejaría llevar por el gran pecado de
occidente. La codicia.
Toda la tecnología occidental a China a cambio de que
las masas de disciplinados trabajadores comunistas produjeran a salarios de
supervivencia lo que se les pidiera. La economía occidental es ahora,
economía de inversión en acciones. Acciones de empresas que dependen de otros
continentes para su producción. ¿Cómo invierte, cómo adquiere los productos chinos la depauperada economía
occidental y española?, a crédito. La deuda continúa aumentando imparablemente.
Mantener la ilusión de que seguimos siendo el primer mundo necesita de estas
broncas domésticas para desviar la atención del auténtico problema.
España está en riesgo de
desaparecer como nación. Los podemitas son los mismos comunistas de siempre en
la misma revolución de siempre. Utilizan
el sentimentalismo catalán en este momento. El objetivo último es destruir
España. Para conseguirlo primero necesitan destruir Cataluña.
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