Translate

martes, 3 de octubre de 2017

LA NARANJA MECÁNICA CATALANA

Lluvia mortal
Viajeros del tren nocturno









LA NARANJA MECÁNICA CATALANA

Era evidente y se veía venir. De pronto aparece una extraña bandera que sustituye a la de barras tradicional. Bandera a la que ponen un triángulo y una estrella y que los conspiranoicos encuentran sugerentemente inspirada en símbolos masónicos. Parece todo muy organizado, muy revolucionario, muy de primavera árabe con intervención de países extranjeros y de las propias televisiones españolas, (sobre todo “la sexta” también masónica gestada y nacida durante los años de Zapatero) apoyando, unas más y otras menos, el follón catalán. Algunos hablan de odio a España, otros de odio a los españoles que parece lo mismo, pero tiene sus matices nazirracistas. En todo caso el desbarre catalán fue anticipado cuando un tipo como Boadella, éste sí, catalán de pura cepa con apariencia de intelectual renacentista veneciano del siglo XVI, se vio obligado a abandonar su propia tierra por el terrible motivo de que pensaba, nótese la importancia del verbo pensar, repito, pensaba (nuevo intervalo para apreciar el exacto, tremendo, increíble significado de pensar) diferente.

¿Cómo hemos llegado a esta situación? Recordemos aquella magnífica película de Kubrik «La naranja mecánica». El personaje que interpreta Malcom Mcdowell, Alex, es un joven adolescente amante de la música de Beethoven, con más de un problema en la “quijotera”, sádico y practicante de ese género de arte marcial que él define como  ultraviolencia y que incluye una  variante de segundo orden: el subgénero violación.


Al tipo acaban deteniéndolo y para reconducir los instintos primarios que gobiernan su deteriorada “quijotera” le someten a sesiones intensivas de películas ultraviolentas y ultrapornográficas. Le ponen una camisa de fuerza, le sujetan la cabeza con arneses y le obligan a tener los ojos abiertos sin que en ningún momento pueda desviar la mirada, ni evitar la ultra e inmisericorde ración de cine, televisión, lo que sea, obligada su ya maltrecha  masa cerebral a absorber durante las sesiones de terapia  las siniestras imágenes de sexo y violencia equivalentes a la  programación de millones de informativos de televisión a lo largo de años. Al pobre Alex, semejante atiborramiento de sadomaso sexual y violento en un corto espacio de tiempo, acaba produciéndole el efecto que los ingenieros mentales que han diseñado el proceso tienen pensado. Alex, programado genéticamente para la violencia, la violación y el amor a  Beethoven acaba aborreciendo tanto unas como al otro.

Ahora bien, si el suministro de violencia, sexo o estupidez se realiza con menor intensidad, supongamos que al ritmo de dos o tres horas diarias de condicionamiento televisivo a sujetos quizá genéticamente no tan predispuestos a esos desvíos de conducta, pero siempre influenciables, es muy posible que los ingenieros cerebrales que diseñaron el proceso de Alex consigan exactamente el efecto contrario. La ultraviolencia, la mentira, el ultra sexo, todo absorbido durante años de condicionamiento televisivo que ahora puede, por fin, con permiso y en seguimiento de la estrategia política conveniente, desbordarse.

Y lo dice nada menos que Albert Boadella, al que expulsaron del estanque dorado catalán, porque era de los pocos, si no el único que denunciaba el masivo lavado de cerebro. Véase aquí:



Él no lo dice y por algo será, pero yo añado que alguna otra cadena televisiva condicionante también debería cerrarse. 

No las van a cerrar, o sea que no queda otro remedio. No las vean.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

11 M: REALISMO FANTÁSTICO ó MÁGICO.

  El gobierno del PSOE ha rescatado la memoria del 11M. Con su habitual manipulación a cargo de informadores sectarios que han tapado el...